22 Ene, 2018 | Desde los comienzos del siglo XVI, en virtud de la imperiosa necesidad de los colonizadores hispanos por mantener una fuerza de trabajo totalmente subyugada y sometida a sus designios a los fines de garantizar la explotación de los numerosos y variados recursos naturales existentes en los diversos territorios americanos, una buena parte de las etnias originarias fueron cruelmente explotadas mediante el trabajo forzado, rayano muchas veces en la esclavitud, generando en consecuencia la huída y escape de esos pobladores hacia zonas o sitios de refugio de muy difícil acceso para protegerse de esa explotación compulsiva y garantizar su existencia étnica. La región geohistórica insular margariteña también fue escenario de ese infame y despreciable mal proceder de los colonos hispanos.

Así, desde los primeros tiempos del poblamiento cubagüés, era una práctica frecuente el mal tratamiento dado a los pobladores originarios para satisfacer la excesiva demanda de las valiosas gemas marinas requeridas por los hispanos. Desde ese territorio insular neogaditano se organizaron numerosas “armadas esclavistas” que recorrían el litoral costero comprendido entre Paria y Curiana (actual estado Falcón) con el propósito de capturar indígenas para obligarlos a trabajar en la explotación de los ricos yacimientos perleros. Uno de los principales personajes que participaron en estas razias de indubitable naturaleza esclavista fue Juan Xuares, Juárez o Suárez de Figueroa (con esas tres grafías se solía representar, indistintamente, de manera escrita el apellido patronímico identificativo de dicha persona) quien, en el año de 1532, al ser destituido Pedro de Alegría como gobernante de la región insular, fue designado por la gobernadora doña Isabel Manrique de Villalobos, Teniente de Gobernador de la isla de Margarita.

Cabe advertir que al quedar separado del cargo el mencionado Pedro de Alegría, dicha vacante le fue ofrecida inicialmente al comerciante de origen sienés establecido en la isla de Cubagua, Gismundo de Benasay quien la rechazó (Otte, E., 1977: 274). Es menester destacar que durante su residencia en la isla de Cubagua, Xuares de Figueroa, en fecha 25 de julio de 1528, día del apóstol Santiago, Patrón de España, en un bergantín de su propiedad traído de Castilla el cual fue reforzado para los enfrentamientos bélicos marinos por el carpintero Diego Fernández de Serpa, el mismo que posteriormente fundaría la ciudad de Cumaná, participó conjuntamente con treinta españoles vecinos de Cubagua y cincuenta guaiquerí margariteños en la primera batalla naval de América contra el pirata Diego de Ingenios, quien fuese derrotado. Por su desempeño en esa confrontación, Xuares de Figueroa recibió el título de Alférez (Ibídem, págs., 287 y 334).