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28 de marzo de 2024





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Mi extraña relación con el karaoke
Gallos por aquí, desafinaciones por acá, echadas de culpa a la tonalidad por acullá, y al final, a sabiendas de que la había embarrado -aunque todos por respeto aplaudieron mi paupérrima interpretación-, les dije: "Aguarden, aguarden, aquí viene lo loco, ya verán".
Juan Ortiz | juanortiz051283@gmail.com

17 Ene, 2018 | Estaba por irme de la fiesta. Canté, comí la cena navideña, bebí, compartí con buenos amigos, pero, a pesar de que todo apenas empezaba, ya quería irme, estaba cansado. Me había presentado doce veces en veinte días y, además, venía la temida hora del karaoke.

Sí, le temo al karaoke, canto fatal en el karaoke. Casi nunca doy pie con bola con los tiempos y las letras. Aparte, no he podido cantar con un micrófono que realmente funcione bien. Lo extraño del caso es que, aunque lo odio, el karaoke me ama. Les explico: por alguna extraña razón siempre saco puntuaciones desaforadamente altas a pesar de hacer el ridículo. Se los dije a los comensales: "cantaré fatal, pero ganaré la mayor ponderación". A pesar de mis advertencias, ellos insistieron. Dieron y dieron hasta que me convencieron. Pedí "Amiga mía", de Sanz. Hice el ridículo, como era de esperarse. Gallos por aquí, desafinaciones por acá, echadas de culpa a la tonalidad por acullá, y al final, a sabiendas de que la había embarrado -aunque todos por respeto aplaudieron mi paupérrima interpretación-, les dije: "Aguarden, aguarden, aquí viene lo loco, ya verán". Habían en la fiesta dos duros de la canción a los cuales estimo: el excelente tenor Frank Berroterán y el poeta, cantante y locutor Marco Antonio Delgado, el popular Mad. Ambos talentosísimos en el uso de sus voces. Cómo te explico que, habiendo hecho gala de sus tremendos talentos, el aparato les dio, como máximo, 96 puntos, pero a mí, con todo y el ridículo que hice, la muy hija de su madre máquina me dio 99 como ponderación.

Una relación tóxica que nunca entenderé. El asunto es que pude comprobar con hechos las dos cosas: que canto terrible en el karaoke, pero que, irónicamente, el karaoke me ama. Verni Salazar está también de testigo, pregúntenle a él.




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