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Melchor, Gaspar y Timoteo (que me perdone Baltazar)
"Esa acusación sustenta la razón principal por la que distintos actores de la MUD desaconsejaron mi candidatura a la presidencia de la Asamblea Nacional…".
José Gregorio Rodríguez | jotaerre577@gmail.com

12 Ene, 2018 | El pasado 6 de enero, Día de los tres Reyes Magos, el diputado Timoteo Zambrano, hasta ese momento representante de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en la mesa de diálogo, publicó una dura carta renunciando a su condición de negociador con el gobierno. El contenido de la misiva revela los detalles de un secreto a voces conocido en nuestro país y allende nuestras fronteras: las enormes diferencias que se registran al interior de la alianza opositora. Quizá sea por eso que pocos medios de comunicación de Venezuela y el mundo se refirieron al fondo del asunto. De la misiva de Timoteo Zambrano se destacan varias situaciones. Una de ellas se refiere al tema de la confianza y a la satanización de la que ha sido víctima y es adelantada desde la propia oposición por quienes cuestionaron que asumiera la presidencia de la Asamblea Nacional: "Deseo que los venezolanos conozcan mis ideas y mis razones. Ideas que convertidas en argumentos, vengo defendiendo con coherencia desde hace más de dos años, en el seno de la oposición y en el ejercicio de mi libertad de pensamiento, como forma democrática de hacer política… Por defender estas ideas con coherencia, he sido vituperado y denostado como supuesto colaboracionista con el gobierno.

"Esa acusación sustenta la razón principal por la que distintos actores de la MUD desaconsejaron mi candidatura a la presidencia de la Asamblea Nacional… Censurado como he sido, por algunos de los que nos sentamos juntos, en la delegación para la negociación en República Dominicana, debo, por coherencia, sentirme censurado también en esa tarea y por tanto renunciar a ella". En la carta, Zambrano también se refiere a la doble moral, al doble discurso de algunos actores de la oposición: "No puedo actuar de una manera ante los ciudadanos y otra entre bambalinas. Parece que otros sí. No puedo buscar acuerdos secretos y a la sazón ser un radical impoluto ante el país… Si defiendo el diálogo, hago dialogo -lo hago en privado y lo hago en público- si busco la paz, no aparezco como un guerrero con antifaz; si busco la convivencia, aparto el insulto. No tengo doble moral, ni sirvo para halagar al público más sediento de mensajes duros… El verdadero liderazgo es no engañar, es no presumir y no acusar en vano para ocultar otras carencias. Es triste ver capitanes de micrófonos que lucen mansos en encuentros bilaterales a puertas cerradas".

Culmina Timoteo Zambrano con una reflexión: "Si mi situación personal es porque solo creo en la Paz, en la civilidad, porque no odio a ningún compatriota, porque jamás, ni en la peor situación, aceptaré más que la vía de las urnas, porque procuro que lo que digo se parezca a lo que hago, pues lo asumo aún con evidente tristeza. Deseo suerte al Presidente Zapatero, a quien en más de una ocasión le he escuchado decir que las cosas se hacen para que sean y no para que te las reconozcan. Pues así sea, que tengamos ese acuerdo. Que nadie ponga excusas".

Solo me queda decir que ojalá y en la oposición venezolana existieran unos cuantos más como Timoteo. Sinceramente deseo que en la oportunidad de la reunión del 11 y 12 de enero de este año en Santo Domingo, salgan luces para un nuevo amanecer.




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