15 Dic, 2017 | Tres importantes triunfos electorales en cinco meses nos colocan en una situación privilegiada políticamente, gracias a la confianza de los electores en el proyecto del comandante Chávez, a pesar que el mismo viene sufriendo distorsiones. Más allá de la confianza del elector, se ha dado un proceso organizativo en las bases que nos permite una masiva participación, en medio de una grave crisis económica. Lamentable resulta que este nivel organizativo en las bases no sea usado con la misma eficiencia para derrotar la guerra económica, al punto que el CLAP ha pasado de un mecanismo para encarar la crisis y el poder de los empresarios a ser un medio para garantizar electores. Enfrentamos aquí un importante reto: el CLAP debe ser tan eficiente en lo electoral como en la política alimentaria y social.

Hemos dado un gigantesco paso en lo político. Tenemos la Asamblea Nacional Constituyente, soberana y autónoma; tenemos la mayoría de los alcaldes y gobernadores, tenemos una oposición que anda a la deriva. ¿Qué debemos hacer ahora? Gobernar a favor del pueblo, como nos mandó Chávez. Ese es el gran reto. Nos preocupa, en este sentido, que estemos asumiendo el reto bajo el legado de Chávez. No se trata de un decir, de una postura impertinente, de un aguar la fiesta.

Veamos. Chávez nos enseñó que las políticas del Fondo Monetario Internacional eran contrarias a los intereses del país, en especial dañinas al pueblo. Las enfrentó con valentía. Logró que varios gobiernos latinoamericanos le diesen la espalda al FMI. Por ese camino debemos seguir, dando más poder al pueblo, incorporando el Poder Comunal a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, convirtiendo en realidad el mandato de Chávez: Comuna o nada. El reto es grande. Debemos asumirlo desde abajo, acompañados por los alcaldes recién electos.

El camino no es vender a sectores privados los Abastos Bicentenarios y Conviasa, eso es contrario al legado de Chávez. Contrario al socialismo. Eso sí, muy parecido a las recetas del Fondo Monetario Internacional.

El pueblo organizado nos ha dado estas importantes victorias electorales, pues el pueblo organizado debe asumir mayores posiciones de poder para cerrarle el paso a los reformistas que nos quieren devolver a las oscuras épocas de las privatizaciones.

Reformistas que convencen al camarada Nicolás Maduro para que no enfrente al poder económico, reformistas que no les importa el sufrimiento del pueblo.

En estos momentos no hay razones lógicas políticas ni económicas para no tomar medidas drásticas contra la especulación y el poder económico. Las únicas razones están en la traición al legado de Chávez, promovido por los reformistas que se apoderan de la dirección del proceso bolivariano.

Si la acumulación del poder político en manos del chavismo no asume el reto de enfrentar al poder económico, el próximo pasó será vender a Pdvsa.