Porlamar
19 de abril de 2024





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Venezuela mía
Es la época que en los hogares la familia se reúne y prepara las hallacas, no obstante que los ingredientes están escasos y carísimos. Por estos días se acostumbra pintar el frente de las casas, aunque el viejito aquel de sombrerito y bigotico de las pinturas Montana desapareció con su brocha y su carita de abuelito de hombre bueno.
Félix Roque Rivero | canaimaprofundo@hotmail.com

14 Dic, 2017 | Llevo tu luz y tu aroma en mi piel y el cuatro en el corazón, tierra esta generosa que me abriga y me dio un lar donde nacer. Lugar de mis ancestros, de mis héroes independentistas que desbrozando caminos fueron dejando pedazos de piel y su sangre para darnos la libertad. De colonia a patria libre, seducida, asediada por sus inmensas riquezas, se yergue firme como los pechos marmóreos de la montaña del Waraira Repano y desde entonces sé que tuyo es mi cielo y tuyo mi sol.

Desde los llanos tremolan los cantos de los llaneros empujando el rebaño bajo la lluvia chapoteando los esteros llenos de garzas. La Unesco escuchó cómo de las gargantas de aquellos centauros recios brotan melodías que las vacas reconocen para darnos la leche blanca que mana cual dulce manantial. Esos cantos se juntan con el cholear de San Pedro y los Diablos de Yare multicolores clamando al cielo el día de Corpus Christi en baile interminable de sangueo con estribillos y calipsos de las madamas del Callao y por eso esta nostalgia que acude a mi voz, sin querer se hizo canción.

Llegamos a diciembre de este año 2017. Diversos acontecimientos ocurridos para realizar el balance. Este mes se traduce en alegrías, pese a la situación económica.

Es la época que en los hogares la familia se reúne y prepara las hallacas, no obstante que los ingredientes están escasos y carísimos. Por estos días se acostumbra pintar el frente de las casas, aunque el viejito aquel de sombrerito y bigotico de las pinturas Montana desapareció con su brocha y su carita de abuelito de hombre bueno.

Mes bonito para cantar villancicos, parrandas y aguinaldos en nuestros pueblos debajo de los faroles apagados por falta de luz. Momentos para recoger castañas y mangos y buscar algunos dátiles en Fuentidueño porque ya las manzanas y las peras son cosa del pasado, de una cultura de lo fácil, de lo ta’ barato dame dos, cultura de dominio, de transculturización, de nuevos modelos de coloniaje donde otros nos hicieron pensar lo que ellos pensaban y nos tornaron en miserables maltratadores de nuestra bella lengua castellana.

Pero estamos en diciembre y nada ni nadie me va a quitar del tocadiscos la canción de Billo's: ”…un año que viene, otro que se va…”. Tomaré mi volador, el gurrufío y la perinola y con los niños y las niñas nos iremos al campo y buscaremos a los campesinos para hacer un trencito que atraviese la mar de Margarita y en Guayana junto a los mineros armaremos un árbol de cabillas en Sidor, que encenderán con sus mechurrios los petroleros del Zulia cantando sus gaitas, acostando al Niño en los pesebres andinos con cantos guayúes y pemones, comiendo turrón y torta negra caraqueña junto a “Pacheco”.

Es diciembre y desde Venezuela, mi patria a la que amo más que a mi alma, vaya mi tarjeta al mundo con mensaje de paz, de respeto, sin injerencias, de sueños compartidos, de anhelos por un mundo mejor para todos. Feliz Navidad, lectoras y lectores míos. Tengan un próspero año nuevo 2018.




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