14 Dic, 2017 | En este año 2017 los créditos adicionales recibidos por la Gobernación de Nueva Esparta triplicaron el monto originalmente aprobado en la Ley de Presupuesto. Haciendo una lectura superficial e ingenua, este dato podría parecernos positivo, puesto que normalmente más dinero significa mayores posibilidades para satisfacer necesidades.

Sin embargo, no hay nada de qué alegrarnos porque esa generosa multiplicación del dinero no es más que la venenosa consecuencia de la inflación que ahoga a la economía de nuestro país. Cierto, es más dinero, pero es un dinero que cada vez compra menos cosas. En situaciones inflacionarias se da una curiosa paradoja: mientras más dinero tenemos, más pobres nos convertimos. En ese sentido podría decirse que la inflación es la modalidad que los dioses griegos han ideado para adaptar el Suplicio de Tántalo a los tiempos que corren y castigar con ella a las sociedades que eligen a malandros ineptos como gobernantes.

Para 2018, en Nueva Esparta, el monto proyectado del presupuesto ronda los 180 mil millones de bolívares, lo cual representa una cantidad cercana a la que en total, ordinarios y extraordinarios, ingresó a la gobernación en el presente año. Tomando como referencia que el IESA estima para el año próximo una inflación de 4.770%, podemos deducir que a finales de 2018 los créditos adicionales necesarios para intentar compensar esa brutal erosión del bolívar “fuerte”, harán crecer el presupuesto regional hasta la astronómica -pero minusválida- cifra de 8 billones 586 mil millones de bolívares “fuertes”. La estimación original se habrá multiplicado por 48.

La hiperinflación destruye todo. Destruye a la moneda. Destruye el salario y las pensiones. Destruye los ahorros y el patrimonio de las familias. Destruye a las empresas y al empleo. Destruye a los núcleos familiares por el éxodo económico. Destruye incluso a los presupuestos.