8 Nov, 2017 |

I
Quiero ir a tus caminos
en época de diluvios,
cuando los tifones coronan tu boca
y eres el recipiente más húmedo
de las piedras ígneas.
Quiero el silencio más abismo,
la sombra del éter,
pasar a ser ese veneno
que se busca por instantes
para dar muerte
al instinto.
Quiero surcar
los densos parajes
justo cuando el cuerpo
se hace lengua
para encarnar contigo
-de una vez por todas-
la palabra beso.

II
Para el beso habrá un presagio,
lo sabremos:
será al mediodía de los labios,
la hora en que más arde
el sol de las lenguas.
Iré y quemaré tu flama
-sórdido-,
vendrás y soplarás en mi boca
todos tus incendios.

III
Aprendí a hacerme ausencia
en los momentos justos,
a sembrarme en la ceiba
y nevar en los abriles
cuando pasas por los caseríos.
Aprendí a irme en los inviernos
con la lluvia
para que nadie pudiera seguir
bajo sus gotas
mis pasos de agua.

IV
Sabe a grieta tu lengua callada,
a la paz de una jaula de tigres blancos.
Te has vuelto toda octubre
-puerta blanda del Mediterráneo-
ya no pasaré por ti,
no ahora.
Sabrás de mí en los inviernos
cuando despiertes,
recuerda,
el resto de los instantes
seré alquimia volátil
de todas las aves del monte,
espectro de los aires
más allá de las paredes cardinales.
Cuando quieras verme
haz memoria donde he estado,
ve tranquila
y echa cal en mi sombra.

#seglqshlw