31 Oct, 2017 | Los resultados de los comicios de gobernadores han derivado en una lamentable controversia en el seno de la oposición. Eso lo habíamos advertido: "Lo peor que nos puede ocurrir es que nos dividamos ante la coyuntura de la juramentación de los gobernadores en la ilegal e inconstitucional constituyente". Pero, así fue.

Nos faltó unidad y coherencia para enfrentar esa decisión que representaba un problema nacional y no de ningún estado o partido en particular. Ahora tenemos las consecuencias para todas las fuerzas del cambio político.

Dicha juramentación tiene defensores y detractores. Quienes la han defendido desde el lado de la historia independentista relatan la posición del héroe Juan Bautista Arismendi ante los realistas en un momento difícil como lo hizo Francisco Suniaga y desde la lucha contra la dictadura perezjimenista con la caución que la Seguridad Nacional pretendía que firmaran los presos por ese cuerpo represivo de no incurrir de nuevo en actividades conspirativas como lo argumentó Mario Villegas. Los detractores fundamentalmente invocan la consulta popular del 16 de julio cuando más de siete millones de venezolanos desconocieron la asamblea constituyente.

Será la historia la que dará al final su veredicto, pero no cabe duda que es mucho mejor tener allí a Alfredo Díaz como gobernador que un dirigente del oficialismo. Por el cambio trabajamos todos, los que militan en partidos y quienes lo hicimos sin militancia partidista.

Vistas así las cosas y en medio de la diatriba, el gobierno convoca las elecciones de alcaldes. Dicha convocatoria constituye un reto y un desafío para la oposición.

Un reto, por cuanto si no hay un replanteamiento real y concreto de la unidad será muy difícil enfrentar con éxito ese proceso electoral. Un desafío porque nos obliga a asumir un viraje necesario en la lucha que desarrollamos desde las fuerzas del cambio político.

El otro aspecto es luchar por condiciones electorales justas y transparentes. Todos sabemos que el Consejo Nacional Electoral es un organismo que actúa según los dictados del oficialismo cuando modifica cronogramas, altera reglas y crea normas sobrevenidas para favorecer al partido de gobierno.

En síntesis, urge rescatar la discusión en la oposición para arribar a decisiones en consenso para enfrentar la crisis y trazar una sólida y coherente ruta unitaria o un deslinde civilizado que nos permita recobrar la confianza de la mayoría para la recuperación de la democracia, la paz y el desarrollo de nuestra querida y sufrida patria.