Porlamar
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La presencia de la Virgencita en el sentimiento guaiquerí
En la actualidad y pese a que continúen practicando el “santiguao”, por citar un ejemplo, es a la virgen María en la advocación de Virgen del Valle la que llena la atención del Guaiquerí actual, convirtiéndose en una aculturización que va de lo pagano a lo divino y viceversa con gran aceptación.
Ponencia de Fernando Fernández Fermín | Sociedad de la Santa Cruz | U.E.N.B. "Cacique Charaima"

Foto: CORTESÍA

Acuarelas que ilustraron el Calendario 2015 de la Virgen del Valle. PintorAcuarelista: Rafael Gil (Puebla/México). Propietarios de las obras originales, Miriam Morales y Ramón Obispo. Fotografías: Esmeralda Morales.

8 Sep, 2017 | Fernando Fernández Fermín expone: “Son muchos los escritores y poetas que han versado sobre la presencia de la patrona oriental en el sentimiento Guaiquerí, basados en leyendas que son parte de la oralidad popular. Por ejemplo: Enrique Bernardo Núñez nos relata: “… los indios descubrieron entonces entre las zarzas, junto a una caverna, morada de adivinos, una figura resplandeciente…”. El coterráneo Guaiquerí de la Cruz Grande, Francisco Nicolás Castillo, recoge la siguiente: “Entre unos caracueyes la encontraron unos Guaiqueríes que hacían leños y cortaban bejucos. Diminuta, sus manitas blancas en actitud piadosa y sonriendo al cielo”. Para José Salazar Franco “Cheguaco”, la refiere: “…la encontraron unos Guaiqueríes en Palguarime dentro de unos matorrales de chiguichiguis, cardones y pitahayas cercanos al lugar donde tiene hoy su iglesia. Que le edificaron capilla en Palguarime y cuantas veces la metían en ella cuantas veces se salía y la volvían a encontrar entre los mismos matorrales. Que porfiaron muchas veces hasta que cansados resolvieron hacerle capilla por los alrededores de donde la encontraron y desde entonces se quedó allí gustosa y muy contenta sin volvérseles a perder más”. Otra leyenda de “Cheguaco” dice: “…fue enviada desde el cielo por los dioses para salvar a sus hijos guaiqueríes que estaban siendo maltratados inhumanamente”.

Estas leyendas, por supuesto, no están sustentadas en eventos concretos de fácil comprensión, lo que si conocemos es que históricamente la figura de la virgen está en El Valle del Espíritu Santo desde el S.XVI. A partir del contracto de nuestros originarios pobladores con el conquistador europeo se inicia un proceso de transculturización que hasta nuestros días se imprime de residente, teniendo aquel recién llegado la tarea de evangelizar, cosa que no fue labor cómoda para los primeros curas doctrineros, quienes en algún caso aquí en Margarita, perdiera la vida envenenados, al tratar que los piaches o chamanes Guaiqueríes practicaran sus antiguos ritos y ceremonias en “la cueva del piache”, así se mantuvieron los indios Guaiqueríes por tres siglos apegados a sus costumbres ancestrales, practicando su religión ancestral durante los S XC, XVI y XVII sin que los sacerdotes pudieran lograr grandes avances en la evangelización.

Foto: CORTESÍA

Acuarelas que ilustraron el Calendario 2015 de la Virgen del Valle. PintorAcuarelista: Rafael Gil (Puebla/México). Propietarios de las obras originales, Miriam Morales y Ramón Obispo. Fotografias: Esmeralda Morales.

La Virgen: de española a guaiquerí

Después de tantos siglos la etnia Guaiquerí contemporánea se encuentra genéticamente mezclada y relacionada con la población regional y nacional, con un modo de vivir “hacia adentro” o “sin el otro”, según últimas investigaciones portadas por Ayala Lafee. Actualmente el espacio territorial otorgado por la corona española a los Guaiqueríes, en la hoy jurisdicción del municipio Mariño, el cual circundan a la ciudad de Porlamar, representan uno de los resguardos más dinámicos y auto determinados como Guaiquerí, donde estacan los sectores de El Poblado, Palguarime, Achípano y la Cruz Grande cuyos habitantes identificados y movidos por el sentido de pertenencia, como descendientes de los Guaiqueríes, hemos heredado y continuamos transmitiendo a las futuras generaciones ese mismo apego a las costumbres y a la tradición autóctona, donde no falta la veneración hacia la Virgen del Valle, ese hecho no es fortuito o casual, pese a los años de residencia vividos llenos de alienación y culturas foráneas. Después de tantos despojos a los Guaiqueríes actuales no anima una particular predilección hacia la devoción y culto a la Virgen del Valle, en nuestro comportamiento se observa ciertas prácticas, costumbres y creencias con rasgos amerindios no comunes en culturas occidentalizadas y que por lo cotidiano de la vida no percibimos y mucho menos nos damos cuenta cuando afloran, ni recordamos de donde provienen tales hábitos y costumbres, es un “vivir hacia adentro” que el foráneo si nota a primera vista. Entre estas prácticas encontramos que el aborigen vivía en sociedad matriarcal, es decir guiados e influenciados por la presencia activa de la mujer en las familias Guaiquerí, no puede ser menos, ellas son lideresas desde tiempos del cacicazgo, gobernadores y gestionadora de acuerdos, llegando la mujer Guaiquerí a ser altamente respetada y honrada por los sus congéneres tanto aquí como en tierra firme. Ese poder femenino testifica la existencia de “deidades femeninas” en la práctica de sus creencias mágico-religiosas primigenias. Además se ha determinado mediante investigaciones científicas, que la mujer la que posea la facultad de transmitir el marcador genético de dicha etnia. Hoy autodefinidos como “Guaiqueríes rajaos” somos beneficiarios de una variedad de saberes, haceres y quehaceres que a pesar de la pérdida temprana de nuestra lengua autóctona y de la religión ancestral, mantenemos y defendemos lo que somos, hijos de Guaiqueríes que cada día 9 de septiembre peregrinamos a los pies de la patrona para rendirle pleitesía y demostrarle el amor que se le profesa.

En la actualidad y pese a que continúen practicando el “santiguao”, por citar un ejemplo, es a la virgen María en la advocación de Virgen del Valle la que llena la atención del Guaiquerí actual, convirtiéndose en una aculturización que va de lo pagano a lo divino y viceversa con gran aceptación. Aunque hoy el Guaiquerí no visualice la existencia de deidades mitológicas ancestrales que den respuestas a sus orígenes étnicos, es la Virgen del Valle la que llena este vacío a falta de dichas deidades creadoras que de alguna manera den respuestas a su búsqueda de siglos de existencia. La presencia de la Virgen es trascendental en pleno S XXI a la luz inclusive de los avances científicos y tecnológicos.

Foto: CORTESÍA

Acuarelas que ilustraron el Calendario 2015 de la Virgen del Valle. PintorAcuarelista: Rafael Gil (Puebla/México). Propietarios de las obras originales, Miriam Morales y Ramón Obispo. Fotografias: Esmeralda Morales.

Prácticas prehispánicas

Con relación a cuándo se inició entre los Guaiquerí la celebración conmemorativa organizadamente al culto de Nuestra Señora del Valle o desde cuado se comenzó a adoptarle particularidades y procedimientos religiosos no se sabe, lo cierto es que esta aculturización está basada muy probablemente en prácticas prehispánicas que se acomodaron a la catolicidad popular con sello propio. Un intento inicial por hacer más eficaz la evangelización de la etnia Guaiquerí, fue la separación de la celebración de la Natividad de la Virgen María (8 de septiembre) en dos fechas consecutivas y distintas, la primera se reservó para la grey española y la segunda (9 de septiembre) para los nativos Guaiquerí, etnia que se encontraba dispersa en varios resguardos colectivos. Impone así la iglesia católica la celebración del “Día de los Guaiqueríes” o “Fiestas de los Guaiqueríes”. Esta nueve fecha, según investigaciones recientes, se institucionalizó oficialmente en el estado Nueva esparta en el año 1952, a pesar de que sin mucha certeza se refieran a ese día de dedicación a la virgen para los aborígenes, la que data del año 1774. Lo importante no son las fechas o años de celebración, sino el cómo celebramos y sentimos la presencia de la patrona en nuestras vidas. Este sentimiento se inicia desde nuestra infancia, cuando casi inmediatamente después de nacer nos lleva nuestra madre a presentarnos a los pies de la virgen en el santuario de El Valle del espíritu Santo. Con la Virgen, el guaiquerí tiene una relación muy cercana y humanizada, al dirigirnos ante su presencia, en cualquier lugar donde la tengamos o esté representada, desde estampitas has los grandes altares, lo hacemos a través de “conversaciones” muy personales, donde le pedimos ante una tribulación o le agradecemos por algún bienestar alcanzado según sea el caso, la increpamos llamándola “la pendejita”, “la bichita” o “la putica”. Cuando nos dirigimos a ella lo hacemos como si estuviésemos tratando con una mujer común, pero que a la vez tiene grandes poderes y la “tuteamos” con familiaridad. Este tratamiento informal y altamente atrevido es usual en algunas otras regiones del país, aplicado a los santos populares, pero muy inusual para la Virgen María. A la virgen el pagamos promesas ofreciéndole exvotos en variedad de elementos constructivos e infinidad de figuras representativas. Por otra parte los nombres con que designamos a los hijos también por promesa, a favor de concebirlos o por un buen parto y otra circunstancia o simplemente por devoción, hace incontables los “Del Valle” entre los Guaiqueríes actuales, los encontramos bien sean como primer o segundo nombre y hasta al revés, como por ejemplo “Genvir del Valle”. Innumerables son también las casas, embarcaciones u otros bienes locales que designamos con su nombre.

Foto: CORTESÍA

Acuarelas que ilustraron el Calendario 2015 de la Virgen del Valle. PintorAcuarelista: Rafael Gil (Puebla/México). Propietarios de las obras originales, Miriam Morales y Ramón Obispo. Fotografias: Esmeralda Morales.

En el siglo XXI

Dentro de la guaiquericidad del S XXI observamos la costumbre ancestral de llevar a santiguar a los niños y niñas, el uso de amuletos, reliquias y otros objetos que a manera de protección utilizan combinados bien sea con una medalla o estampa de la Virgen, como refuerzo infalible de su poder. Esta herramienta mítica tiene muy estrecha relación con las aplicadas por los piaches que hasta el siglo pasado existían entre nosotros con poderes incluso de comunicarse con los espíritus. La devoción católica a la virgen y su esencia en el sentir Guaiquerí han coexistido en un sincretismo religioso que permite la incorporación de elementos y creencias propias e convicción ancestral, junto al devenir cotidiano del Guaiquerí actual. Para exteriorizar la presencia de la virgen en nuestra psiquis y contando con la anuencia de dirigentes eclesiásticos y civiles se han creado o fundado innumerables organizaciones de toda índole en torno a la virgen. Una de ellas y es el bastión más importante en la celebración de los descendientes aborígenes de El Poblado, es la Hermandad de Ntra. Sra. Del Valle o Sociedad favorecedora del culto a Ntra. Sra. Del Valle, organizada a principios del S. XX e integrada por nativos de ese lugar. Fundada por Nicasio Meneses un católico practicante vecino de La Cruz Grande, en el año 1907 y quien también editó su órgano divulgativo llamado “El estandarte”.

Este movimiento de laicos se encarga de preparar junto al párroco las festividades religiosas formales cada año. Entres las que se destacan misas, rezos, peregrinaciones y procesiones, pero la tradicionalidad que s destaca es la de peregrinar desde El Poblado hasta El valle del Espíritu Santo, portando un gran estandarte con la imagen de la Virgen. Durante su regreso rinde honores al Guaiquerí mestizo Francisco Fajardo en la plazas dedicadas a su memoria y que se encuentran en la ruta del recorrido con “el estandarte”.

Foto: CORTESÍA

Acuarelas que ilustraron el Calendario 2015 de la Virgen del Valle. PintorAcuarelista: Rafael Gil (Puebla/México). Propietarios de las obras originales, Miriam Morales y Ramón Obispo. Fotografias: Esmeralda Morales.

Encienden una hoguera

Otra demostración de júbilo por celebrarse el día dedicado por los Guaiqueríes a su excelsa patrona, es encendiendo una hoguera dentro de la base de la vieja chimenea de la antigua factoría de cueros en El Poblado, la cual ahumando estará desde tempranas horas de la mañana hasta poco después del mediodía. Los habitantes exteriorizan su sentimiento y gozo por la patrona agradando y honrando el recorrido de los peregrinos, acompañantes y visitantes devotos, elaborando adornos en las puertas y fachadas de sus casas. El ingenio popular ha llegado a personificar alegorías de un cacique o cacica Guaiquerí para expresar su alegría, estima y respeto a la virgen, mezclándose lo pagano con lo religioso. Pintan los brocales de las calles con colores azul y blanco que simbolizan los colores de la bandera de la virgen, enarbolan su bandera en la iglesia y las casas de El Poblado y la roda la región Guaiquerí. Al regreso los peregrinos de la hermandad, quienes lucen vestimentas de velo y trajes azul claro y blanco, son atendidos por grupos de familias que se reúnen para preparar y servirles el almuerzo común a los extenuados caminantes. Otras demostraciones de la devoción y sentimientos Guaiquerí es expresada en las horas vesperales durante la procesión que va desde el Poblado hasta La Cruz Grande y que se desvía hacia la comunidad primigenia de Palguarime, donde al igual que en los sectores antes nombrados rinden honor ante el caso de la venerada imagen con grandes ornatos, fuegos artificiales, arcos de flores y globos, ángeles vivientes y hasta representaciones teatralizadas, cantos y música margariteña. en todos los sectores con o sin recorrido sagrado de la imagen, se percibe un ambiente de regocijo, familiaridad y preparan actos en su honor que contagia a otros menos tradicionales, llegando a compartir junto a propios y extraños el día de los Guaiqueríes. Mientras que emblemáticas y arraigadas familias como los Suárez, Fermín, Patiño, Hernández, Carreño, Mujica, Lárez, Núñez, Ortega, Rodríguez, Fernández, entre otras, se reúnen para compartir, festejar y disfrutar al solaz en sus patios y frentes el “Día de los Guaiqueríes”.

Gran sentimiento

En todas las poblaciones erigen ermitas, capillas, grutas y esculturas de mediado y gran formato para plasmar físicamente la presencia de la Virgen entre todo el que se sienta Guaiquerí, sin faltar entre sus habitantes la vestimenta nueva para el estreno. Este día no goza por lo general de normativas gubernamentales que den carácter oficial a la celebración, es una festividad que asume, organiza y dirigen la misma gente del pueblo Guaiquerí espontáneamente, quienes en su gran mayoría lo toma como asueto laboral. En tanto que en las poblaciones costeras Guaiqueríes como: Punda, Los Cocos, Bella Vista y Guaraguao sus moradores organizan “barloventeos” o paseos marítimos con peñeros, lanchas y todo tupo de embarcaciones, por tanto la imagen de la virgen en barcos muy coloridos llenos de adornos, flores, banderines profusión de puestos artificiales y música como muestra de amor e identidad para con la excelsa madre e Dios bajo la advocación de la Virgen del Valle.

La Cruz Grande 14 de noviembre de 2013.

Foto: CORTESÍA

Acuarelas que ilustraron el Calendario 2015 de la Virgen del Valle. PintorAcuarelista: Rafael Gil (Puebla/México). Propietarios de las obras originales, Miriam Morales y Ramón Obispo. Fotografias: Esmeralda Morales.

Datos sobre la ponencia

Esta ponencia sobre “La presencia de la Virgen del Valle en el sentimiento guaiquerí”, fue presentada por Fernando Fernández Fermín, en el Foro “Nuestra Señora del Valle”, evento realizado en el auditorio de la Universidad Corporativa SIGO el 28 de noviembre del año 2013.

-Dicho foro fue con el objetivo de tener un espacio de discusión, análisis y reflexión sobre la historia de la Virgen del Valle del Espíritu Santo, explicó Fernández.

Informó que fue organizado por la Academia regional de la Historia, la Asociación de Cronistas del estado Nueva Esparta, la Parroquia Nuestra Señora del Valle, la Universidad de Oriente (UDO); la Universidad Nacional Abierta (UNA), la Universidad de Margarita (Unimar), el Centro de Difusión de la Música Neoespartana (Cedimn) y el Instituto de Cultura (Iabcene).

El contenido de la ponencia está basado en lo que recogen los escritores José Joaquín Salazar Franco “Cheguaco”, Francisco Nicolás Castillo, Enrique Bernardo Núñez, Jesús Manuel Subero y las investigaciones para esa fecha (2013) de la doctora Cecilia Ayala Lafée.

Además Fernando Fernández es copartícipe de ese sentimiento, y confiesa que escribió este texto “Con gran influencia desde mi visión y vivencias como guaiquerí participante, perspectiva comunitaria y del ser protagonista de esta devoción a la Virgen”.

Perfil del autor

Fernando Fernández Fermín nace en Porlamar el 10 de junio de 1960, hijo de Luis Felipe Fernández y Cruz Amada Fermín. Cursó la primaria en el Grupo Escolar “Isabel La Católica” Escuela “Charayma de” El Poblado, y estudios de bachillerato en los liceos “Vicente Marcano” Cruz Grande y “Nueva Esparta” de Porlamar de donde egresa como Bachiller en Ciencias. Luego prosigue en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez hasta obtener la Licenciatura en Educación, Mención: Desarrollo Cultural, en el marco del Convenio de Cooperación UNESR-Ministerio Popular para la Cultura. Es investigador socio cultural; fundador de la Sociedad de la Santa Cruz; miembro del Consejo para la Salvaguardia del patrimonio y la Diversidad Cultural de los Velorios de la Cruz de Mayo; integrante de la Red de Patrimonio Cultural Inmaterial del estado Nueva Esparta; Director de Asuntos Comunitarios y Etnicidad del Centro de Estudio y Difusión de la Música Neoespartana (Cedimn), y coordinador general adjunto de la Fundación Sociedad de Amigos Casa de la Cultura “Antonio Millán”, sector Cruz Grande de Porlamar.




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