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El motor sigue encendido
El motor de la protesta no solo no se ha apagado, sino que sigue encendido y se tiende a recalentar. Los conductores que pueden transformar la situación tienen que proyectarse y asumir sus responsabilidades. No es verdad que Maduro le ganó la partida al cambio. No es verdad.
Fernando Luis Egaña | flegana@gmail.com

16 Ago, 2017 | Para los que piensan y sostienen que la lucha democrática se acabó, que el oficialismo se ha impuesto de manera duradera con su triunfo "constituyente", y que la fragmentación opositora echa por tierra cualquier posibilidad de cambio, les tengo una opinión contraria. No creo que nada de eso sea así. Entiendo que pueda parecer así. Pero así no son las cosas.

¿Por qué no? Pues porque la razón del inmenso rechazo que suscitan Maduro y los suyos, no está en una esclarecida conducción política de oposición (que no existe), sino está en los propios desmanes de la hegemonía que han sumido a Venezuela en una espantosa crisis humanitaria en medio de una bonanza petrolera.

De hecho, las elecciones legislativas de diciembre de 2015 no fueron una victoria de la "Unidad", como sí fueron una derrota de Maduro y compañía. El que no lo quiera ver así, allá él o ella. Pero el asunto es tan obvio que acaso algunos no desean aceptarlo. Y el mismo razonamiento vale para la vitalidad de la protesta popular.

No ha sido en seguimiento de tal o cual dirigente o partido, sino por el hambre, y no por un hambre simbólica sino tan real como la escasez y la hiperinflación.

Claro, la inconsistencia de la dirección política opositora, también produce resultados desfavorables en cuanto a desaliento y desencanto. Eso también es obvio. Pero el hambre se profundizará y extenderá, y la razón principal del descontento social se hará más intensa. Y más peligrosa, por tanto, para el continuismo de la hegemonía. Lo que en Miraflores se llama "tablero social" no está bajo control sino más bien con visos de volverse más beligerante.

Una conducción política acertada, que no tenemos en el presente, no es un factor secundario sino primario para promover los cambios de fondo que el conjunto del país necesita. Inclusive, una conducción desacertada puede funcionar como un tapón para los cambios y como un sostén del poder establecido.

Pero dicho esto, debe decirse también que el motor de los cambios se encuentra en la realidad social y esta es en extremo trágica para los venezolanos, y por tanto riesgosa para los jerarcas de la hegemonía.

El motor de la protesta no solo no se ha apagado, sino que sigue encendido y se tiende a recalentar. Los conductores que pueden transformar la situación tienen que proyectarse y asumir sus responsabilidades. No es verdad que Maduro le ganó la partida al cambio. No es verdad.




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