12 Ago, 2017 | Desde hace casi 20 años me he dedicado a cuidar donde pongo la atención, porque es lo único que realmente no puedo ahorrar y porque además es donde está mi poder creador. Esta semana te voy a contar acerca de tu moneda más poderosa: La atención.

Todo aquel que vive en el mundo de la publicidad, sabe que el gran terreno a conquistar es la atención de su cliente ideal o del mercado a conquistar. Hablando de conquistar, más de un enamorado hace cualquier cosa por ser el foco de atención de su amada, aunque sea un minuto. La atención es la ventana por donde entra cualquier mensaje y por donde sale la creación.

Si algo llevo rato viendo del caso Venezuela, es la facilidad como cada quien, en medio de su trillado argumento de “informado”, vive regalando la atención a aquello que ni le suma, ni tampoco le resta angustias. Ya es casi un deseo involuntario o una adicción de querer saber “qué pasa” pero siempre con respecto a aquello que le disgusta o que lo atormenta. ¿Hablar de buenas noticias? No que va, es más interesante quedarnos pegados en lo negativo.

Lo que nadie sabe, es que el cerebro es una antena que nosotros programamos, es decir, que nosotros le damos la orden a nuestro cerebro acerca de lo que va a filtrar del entorno para mostrárnoslo como si fuese lo único visible. Cuando yo elijo conectarme con lo negativo, lo negativo me persigue hasta en sueños. La pregunta que ahora te hago es ¿Qué tipo de adicción te lleva a elegir ver lo negativo siempre?

Tanto la gente que conozco como la gente que ha visitado Venezuela se han dado cuenta que la perspectiva (que es la capacidad de elegir como ver las cosas), puede cambiar según con la mentalidad que elijas ver las situaciones. Y si eres de los que me vas a decir “Pero es que aquí no hay nada”, entonces te pregunto a ti ¿Y tú qué eres entonces?

Es hora de replantearte tu concepto de riqueza y empezar a materializar el potencial que hay en ti, pero el primer paso es desarrollando la habilidad de elegir a qué le regalas tu atención a cada minuto… tengas poco o tengas mucho.