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El caos como táctica desestabilizadora
Su fin es generar condiciones para el cambio de una realidad que presuntamente puede estar mal, existen laboratorios y sitios de observación a escalas comunales, locales, regionales, nacionales e internacionales, desde donde se planifica y se observan las instrucciones para el caos.
Joselino Serrano | joselino.serrano@gmail.com | @jmserrano73

1 Jul, 2017 | El caos es una táctica que supone una de las tantas maneras para expresar un descontento, esta práctica está presente en un sinnúmero de manuales para desestabilizar las estructuras de los modelos de gobierno.

El caos tiene su origen en la impunidad que cobija la ineficiencia y la ineficacia, ambas son las responsables de los malos manejos que desencadenan situaciones adversas a la buena planificación de la gestión. Los efectos generados por el caos se vinculan con la desobediencia social, desatando acciones irracionales que no distinguen de los costos económicos, sociales y políticos.

Su fin es generar condiciones para el cambio de una realidad que presuntamente puede estar mal, existen laboratorios y sitios de observación a escalas comunales, locales, regionales, nacionales e internacionales, desde donde se planifica y se observan las instrucciones para el caos. Cabe señalar que la práctica de esta táctica carece de toda humanidad, solidaridad y respeto por la ciudadanía.

Una vez que es accionada esta práctica de caos, se requiere de estrategias con altos valores tácticos, pero con un enfoque desvinculado con la violencia. Los actores de gobierno en función, deben precisar medidas de mitigación y rectificación que permitan reconducir las líneas primigenias del modelo de gobierno, deslastrándose de vicios institucionalizados que dieron paso a la mala praxis de gerencia pública. Se trata de desechar lo malo, irrumpir con procedimientos viciados o poco transparentes para la ciudadanía.

La única forma de acabar con el caos es con medidas de rectificación y que estas sean sentidas por nuestro pueblo, es preciso atacar las causas tomando decisiones objetivas, deslindadas de sentimientos fraternales que producen una dependencia del uno hacia el otro. Es cuestión de pensar en otro plano, mirar las cosas pegados a la realidad y el derecho, quienes dicen ser amigo o familia deben entender cualquier toma de decisión y esta no puede ser interpretada como un acto de traición; ya el tiempo dirá quién tenía la razón.

Los saldos que generan el caos son de orden exponencial, pero tienen un efecto garrafal en las nuevas generaciones, los cuales hacen conjeturas hacia quienes gobiernan, estas conjeturas pueden estar fuera o dentro de la verdad. Por esta razón, debemos tener un pequeño silencio reflexivo sobre las cosas que hemos realizados, quizás allí estarán las respuesta de nuestro caos actual. Acabar con el caos requiere de la reconducción de decisiones poco estratégicas.




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