25 Jun, 2017 | No eres tu mente, pero nos identificamos tanto con ella, que terminamos creyéndonos que somos mente.

De hecho, muchos dicen "la mente es todo", y es verdad; durante muchos milenios, la mente ha tenido y tiene el dominio de nuestras vidas, por eso de tanto usarla y darle un poder que no tiene la mente está agotada, cansada, y por supuesto se ha vuelto loca, esquizofrénica, bipolar; por eso existen tantas personas desquiciadas, principalmente gobernantes enloquecidos por mantenerse en el poder, y cuando menos lo esperen, el ego, que es la manifestación de la mente, les quita ese poder efímero.

Llegó la hora de ir a lo que verdaderamente somos: el ser. Somos magos, pero no lo sabemos; pasamos nuestra vida luchando para conseguir migajas, somos seres de luz, pero lo ignoramos y vivimos en cuartuchos oscuros esclavos del ego, del pensamiento y como mendigos.

Nuestra mente es el mayor obstáculo para nuestra iluminación.

Un mendigo estaba en una carretera por más de treinta años pidiendo limosnas. Un día un desconocido pasó por allí. "Una limosna", murmuró el mendigo, alargando una gorra. "No tengo nada que darte", dijo el desconocido. A continuación preguntó: “¿Sobre qué estás sentado?”; el mendigo respondió: “sobre una vieja caja que me acompaña desde siempre”. “¿Has mirado dentro alguna vez?”, preguntó el desconocido. “No”, dijo el mendigo, “¿para qué?, no tiene nada”. “Hecha una mirada”, insistió el desconocido. El mendigo consiguió abrir la caja y, con infinita sorpresa, incredulidad y dicha, vio que la caja estaba llena de oro.

Muchas veces somos como el mendigo que andamos pidiendo de todo, el “pide y se te dará” nos ha convertido en pedigüeños. Porque en vez de ver dentro de una caja, no vemos dentro de nosotros.

Quienes no han encontrado la verdadera riqueza, que es la radiante alegría del ser y la profunda paz que le acompaña, son mendigos aunque posean grandes bienes materiales.

La forma más sencilla que conozco para ir hacia dentro de nosotros es la meditación.