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Ciclones de categoría 5
¿Puede hacerse algo para evitar el choque de estos gigantescos ciclones? Por supuesto que sí. En lo inmediato, se puede establecer un acuerdo para detener la estrategia de derrocamiento y la estrategia de constituyente.
Leopoldo Puchi | elepuchi@gmail.com

30 May, 2017 | En este momento están en marcha dos estrategias que sacuden la nación como una tormenta que se puede convertir en huracán devastador. Del lado de la oposición, se ha pasado de la política que había prevalecido desde 2006, que se basaba en el camino institucional y la conformación de una mayoría electoral que podía plasmarse en las presidenciales de 2018, a un esquema que tiene como propósito deponer a Nicolás Maduro y estructurar el país sobre nuevas bases en cuanto al orden social y político. Para alcanzar esa meta, se ha adoptado el esquema de la insurgencia, en la que se combinan actividades pacíficas con acciones de violencia de calle para empujar al estamento militar a actuar, bien sea por la vía de golpe palaciego o uno cruento, lo que dependería de las circunstancia en que ocurra.

Por su parte, el sector gubernamental ha decido la convocatoria de una asamblea constituyente, lo que abre para la nación un período de lucha para definir de manera neta de cual lado está la hegemonía, ya que una constituyente no es la simple redacción de un texto constitucional, como se cree con frecuencia, sino la formación o actualización de un orden político y social, es decir, la determinación del lugar que ocupa en la sociedad cada clase social y sector de las élites políticas. Constituir es un acto de poder no estrictamente electoral, y el trabajo jurídico y legislativo es el postigo en que se inscriben los conceptos jurídicos que expresan la nueva correlación de fuerzas.

Ya que las dos estrategias en curso, la del derrocamiento y la de la constituyente, contienen la energía de los ciclones, habría que preguntarse a dónde nos conducen y si es posible escoger otro camino. Estos grandes ciclones, es decir las fuerzas políticas y sociales en pugna que les han dado vida, se encuentran en situación de equilibrio y, por lo tanto, la definición del conflicto en una colisión conduciría necesariamente a grandes sacrificios humanos y materiales. En las circunstancias actuales, la confrontación pudiera incluso prolongarse por meses y hasta hacerse crónica, como sucedió en Nicaragua.

Del lado de la oposición, se ha establecido que el desenlace debe ocurrir antes de agosto.

Del mismo modo, la fecha prevista por el Gobierno es coincidente con ese horizonte de corto plazo.

¿Puede hacerse algo para evitar el choque de estos gigantescos ciclones? Por supuesto que sí. En lo inmediato, se puede establecer un acuerdo para detener la estrategia de derrocamiento y la estrategia de constituyente. Luego, debe procederse a una negociación de más largo alcance, es decir, se entablarían conversaciones con el propósito de construir un acuerdo de coexistencia para el período 2019-2024, período en el que le correspondería la presidencia a la oposición, de mantenerse la inclinación de votos que reflejan los sondeos actuales.

Quienes se oponen al camino de la negociación tan sólo argumentan que “no es viable” o que “no hay ambiente”. Tal vez ignoran los efectos de los ciclones tropicales de categoría 5.




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