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20 de abril de 2024





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Jesús Salvador Rodríguez dedica tiempo a dar apoyo a jóvenes artistas
El escultor asuntino considera que el dibujo es el fundamento del arte. El trabajo al aire libre y bajo la luz del sol margariteño nutre su sencillo entusiasmo.
Sabrina Salazar | @ssalazarod

Foto: YULIANNYS GONZÁLEZ | @yULIASERET

Obra de Jesús Salvador Rodríguez. / Foto: YULIANNYS GONZÁLEZ | @YULIASERET

9 May, 2017 | El ceramista y escultor margariteño nacido en La Asunción, pese haber dejado la docencia, profesión que ejerció durante 31 años, sigue contribuyendo con los jóvenes estudiantes de la Escuela de Arte Pedro Ángel González, ubicada en la capital neoespartana, en la realización de sus pasantías.

Jesús Salvador Rodríguez tuvo el primer contacto con el universo artístico cuando en 1964 por iniciativa de un compañero del colegio visitó la escuela donde años después ejercería la docencia.

Entusiasmado se trasladó a Caracas con la meta de estudiar Escultura en la Escuela de Arte Cristóbal Rojas, pero no encontró cupo. Como opción entró a la mención Cerámica, de la cual egresó en 1972 como integrante de la promoción Reina Herrera, su profesora y una de las mejores ceramistas del país.

La primera exposición la hizo en su tierra natal y mediante la actividad en la Escuela Pedro Ángel González, se mantuvo en contacto con la isla, realizando exposiciones constantes junto sus compañeros Luis Hernández Quilarque y David Bello.

Hoy día destaca con total seguridad que esa escuela, a la cual perteneció y en cierta forma sigue perteneciendo, tuvo mucho auge. Sin embargo, asegura que para los nuevos talentos existe un sinfín de oportunidades que deben ser aprovechadas.

Rodríguez comentó que forjar su camino durante su estadía en Caracas fue bastante difícil, ya que a los tres meces de llegar a esta ciudad, su padre falleció, situación que lo obligó a decidir entre volver a la isla y olvidarse de su carrera o asumir el reto y continuar. “El que no estudia ahora es porque no quiere, hay instituciones apoyan al joven artista”, puntualizó refiriéndose al abanico de facilidades existentes en la isla.

Es posible pensar que su afinidad por la escultura, su habilidad e indudable talento para la misma tiene que ver con que su padre se dedicaba al oficio de la carpintería y su abuelo era ebanista. El camino estaba trazado para que con encarecido valor y voluntad Jesús Salvador Rodríguez, quien en su obra hace un perfecto manejo de materiales como la madera, el bronce, cobre y cerámica, se convirtiera en un artista de primera línea.

Sobre el arte en la actualidad, el maestro del cincel aseguró que con las nuevas tendencias el artista tiene la facilidad de tomar cualquier material desechable y transformarlo en una obra de arte, lo que según su perspectiva, ha llevado a que el crear haya perdido fuerza.

Indispensable

Su larga trayectoria en la docencia lo llevó a concluir que la juventud, aún teniendo un inagotable talento, pierde el tiempo en pequeñeces, lo que retrasa con frecuencia el surgimiento de un gran artista.

“Los muchachos en vez de estar jugando barajas deberían ponerse a dibujar”, añadió. En palabras de Rodríguez – el dibujo en el arte es la base esencial de todo, el que aprende a dibujar destruye el mundo y en cuestión de uno o dos días lo tiene nuevamente – aseguró que esta disciplina es una prioridad para el artista.

Aparte de estas distracciones de los noveles artistas, una de las preocupaciones del ceramista asuntino es el tema de los materiales. Aseveró que una de las desventajas de dedicarse a la escultura en la actualidad es reponer y mantener los materiales y maquinaria que usan, pero que la voluntad de trabajar y el amor que se imprime al crear una pieza supera cualquier barrera.

La disposición de realizar su trabajo donde sea es una gran virtud que posee Rodríguez. El aire libre y la energía que le brinda la luz de sol cuando tiene contacto con su trabajo es una experiencia única y personal para el artista. Junto a sus hijos construyó un taller abierto para el disfrute del estudiantado en la escuela en donde pasó de ser alumno a ejercer la docencia, acción que define su sencillez insular.

Para Jesús Salvador Rodríguez, la isla de Margarita es azul, le suma también el color verde botella y el gris violáceo de sus cerros.

Definición

Rodríguez quien bien sabe manejarse en la transformación de materiales, asegura que el punto focal del artista debe ser la constancia y la perseverancia en el trabajo que realiza. Añade que procura no repetir obras y que un verdadero artista no trabaja únicamente para el momento en que se le hagan una invitación.

“Yo hago tres o cuatro obras al año y con eso me defiendo, las premuras y el material ameritan su tiempo”, señaló.

El concepto integral del artista que maneja Rodríguez define su manera de materializar su trabajo. Su reiterada sencillez habla sin fonemas de grandeza y brillantez, actitud que enorgullece a quien haya nacido en suelo neoespartano.




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