23 Mar, 2017 | La situación laboral española no luce nada fácil, pese a las bravuconadas del presidente Rajoy y sus ministros de presentar cifras macroeconómicas, con las cuales pretenden informar de una presunta recuperación que no la sienten los ciudadanos de a pie, miles de ellos migrando hacia terceros países en búsqueda de un empleo digno, cientos tratando de encontrar en la basura el mínimo vital para la subsistencia diaria, una población anciana, cansada, enferma y una juventud desorientada bombardeada por la propaganda consumista que al parecer no se ha enterado que los reyes de Castilla y Aragón ya no existen.

La debacle laboral española cobró fuerzas en el año 2012. Dieciocho mil empresas cerraron y más de 250. 000 empleos se perdieron como por arte de magia. Esto no ha parado y en la actualidad, en España existen casi cuatro millones de desempleados, lo que representa el 18.6% de la población económicamente activa. El número de pensionados que dependen de la Seguridad Social asciende a 8.130.374, siendo que los aportantes a la seguridad social son unos 19.591.707 españoles y españolas. Esto les crea un futuro incierto a millones de personas que ven como por un lado la edad avanza cada día, los cotizantes disminuyen, los requisitos para optar a la jubilación son cada vez más exigentes, la ola de desempleados aumenta y por lo tanto las provisiones del fondo de jubilación merman. Para optar a la pensión contributiva es menester haber cotizado un mínimo de 15 años. La pensión mínima está en 637 euros y para tener derecho al cobro del 100% se exige haber trabajado 35 años y 67 de edad y para ello se promedian los salarios recibidos en los últimos 25 años de trabajo. Cuatro de cada diez pensionados ganan pensión mínima. El salario mínimo en España es de 707 euros mensuales, un alquiler clase media baja ronda los 300 euros al mes y el promedio de gastos por persona está en unos 200 euros. A todo esto agréguese la fuerte carga impositiva sobre el salario desde el impuesto sobre la renta, la aportación a la seguridad social y las llamadas cotizaciones por contingencias comunes, todo lo cual puede llegar a unos 400 euros mensuales.

Intentando hacer frente a esta cruda realidad, el Gobierno ha dado rienda sueltas a la generación de los llamados “empleos precarios” o informales. De cada diez empleos, ocho son considerados precarios. Esto evidencia que la precariedad laboral ha pasado a ser un factor estructural de la economía española. Con el pretexto de la excepcionalidad de la crisis -afirman expertos-, los salarios más bajos y la contratación temporal ha sido el mecanismo que el neoliberalismo español está utilizando como tabla de salvación en desmedro de la calidad de vida de los trabajadores y en resguardo del gran capital industrial y bancario. En un mercado que mueve alrededor de 236.000 mil millones de euros al año, criar un hijo en España puede llegar a costar lo mismo que un piso céntrico en Madrid o Barcelona. Según cálculos de la Confederación Española de Amas de Casa, acompañar a un “chaval” hasta la edad adulta de 21 años representa la suma de 310.274 euros.

La aventura de cruzar el “charco” para los latinoamericanos y caribeños y llegar al viejo Continente en búsqueda del paraíso perdido no es tan fácil como nos la pintan los comerciales de televisión. Cambiar lo real maravilloso de nuestro luminoso mar Caribe y la Amazonía, puede resultar un pésimo negocio. La invitación es a construir la felicidad en nuestras hermosas tierras.
Madrid, 21 de marzo de 2017.