22 Ene, 2017 | Había ido a consulta con mi psicoanalista Norma confiando en que cuando le dijese que María Cristina estaba en Nueva York y que quería que fuese a verla, me recomendaría que no lo hiciera, bueno su respuesta fue todo lo contrario, prácticamente me montó en el avión,(el psicoanálisis te recomienda que enfrentes la realidad, a no evadir, te entrena para que cierres los ciclos no a dejarlos abiertos)

Llegue al aeropuerto Kennedy, un día sábado, y allí estaba esperándome, lucía más delgada, pero también más linda y radiante, nos abrazamos, nos sentimos, nos besamos no se cuanto tiempo transcurrió.

Llegamos a un lindo y confortable apartamento cerca de Time Square, y allí el amor brotó a sus anchas, me preparaba ricas comidas principalmente francesas, me sentía flotar, no tocábamos el tema de que sería de nosotros, simplemente vivíamos el amor, recorríamos museos, fuimos al Radio City , paseamos por el Parque Central, eran momentos mágicos e inolvidables, pero se acercaba mi regreso, y dos días antes le pregunté qué iba a ser de nosotros?, su respuesta fue que ella iría a Washington con su esposo a comenzar los trámites del divorcio y que la esperara en Venezuela.

Mi respuesta fue tajante y definitiva, iría a Venezuela pero no a esperarla, si ella aparecía en algún momento, estaría bien pero yo ya estaba cansado de tanta incertidumbre y que no tendría ninguna expectativa con respecto a la relación.

Sentí en ese momento una gran paz interior me acosté y quedé profundamente rendido, había cesado la resistencia, había soltado, luego comprendí que mientras uno resiste las cosas no fluyen no se manifiestan y que al soltarlas la vida fluye a través de uno y aparece la paz, la solución.

Me despertaron unos almohadazos que me daba Maria Cristina preguntándome si no iba a luchar por lo que quería?, le respondí y que crees tú

que hago aquí?

Dijo me voy contigo, tuve la misma sensación de cuando me dijo “yo también te amo”

Próximo regreso a Venezuela.