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Un país sin interlocutores
El “sálvese quien pueda” que impera en las calles es sinónimo de un país sin interlocutores válidos, en donde a las masas ya no les importa ni los discursos ni las falsas promesas. La gente necesita sobrevivir a la peor crisis política y económica de las últimas décadas mientras los políticos se engañan a ellos mismos pensando que nos representan.
Roberto Calvarese / wcr68@hotmail.com

17 Ene, 2017 | Este domingo pasado, en horas de la tarde, mientras el Presidente Maduro rendía su Memoria y Cuenta ante el Tribunal Supremo de Justicia y expresaba con gran énfasis que conduce una gestión dirigida a la “justicia social”, me encontraba casualmente yo en la ciudad de Juan Griego y al mismo tiempo de su alocución, pude ver en cada panadería de esa ciudad, colas enormes de venezolanos y venezolanas, esperando con paciencia y resignación, para comprar su canilla de pan y de pronto me pregunte realmente a quien iba dirigido ese discurso y si los gobernantes han caído en cuenta como han perdido el contacto con la realidad de las calles, con las bases y con la población en general.

De igual manera, con estupor, presenciaba días atrás, como un parlamentario de la oposición, celebraba por las redes que un representante de su partido alcanzaba la presidencia del parlamento nacional y así se convertía Primero Justicia en el primer partido de oposición de Venezuela.

Y me pregunté en ese instante si habrán caído en cuenta también sus dirigentes, que las bases y la población, en especial los jóvenes y universitarios han perdido su fe y esperanza en una oposición que luce concentrada únicamente en acabar con el oficialismo sin entender que una digna oposición en el parlamento, es decir con gestión parlamentaria, hubiese resultado mejor que esta experiencia fallida de Asamblea Nacional.

Sin ánimos de culpar ni señalar a nadie, la oposición perdió su rumbo el día del discurso de Ramos Allup, quien como líder del Poder Legislativo y en un discurso revanchista y desvirtuando las ofertas electorales anunció que empezaban los 6 meses para revocar y sacar del poder al Presidente Maduro.

Ese mismo día empezó, para desdicha de los venezolanos, una confrontación de poder político en donde los ciudadanos de a pié pasamos de ser protagonistas a simples espectadores en una pugna que no trajo nada positivo a los venezolanos. Así empezamos ahora un 2017 en donde los venezolanos luchamos solos cada día para progresar y poder traer sustento y bienestar a nuestro entorno, mientras los poderes oficiales y opositores siguen buscando sobrevivir al caos que han ayudado a crear.

El “sálvese quien pueda” que impera en las calles es sinónimo de un país sin interlocutores válidos, en donde a las masas ya no les importa ni los discursos ni las falsas promesas. La gente necesita sobrevivir a la peor crisis política y económica de las últimas décadas mientras los políticos se engañan a ellos mismos pensando que nos representan.

Esta República está institucionalmente hundiéndose y sin liderazgo que despierte esperanzas. No perdamos sin embargo la fe y trabajemos para conformar nuevos grupos de personas e ideas que nos permitan enfrentar el futuro mediato, en donde los líderes sin pueblo (lo cual no es ningún liderazgo) no tendrán más cabida y pasarán a la historia como los protagonistas de un período gris en la política de comienzos de siglo XXI.




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