20 Oct, 2016 | No subyugas, atrapas dulcemente, hermano, amigo…! Tu estilo justificadamente crítico e identificado con una sedimentación de altura no necesita pruebas mortíferas ni profundas evaluaciones, tu obra poética se representa así misma. Ahí están: Esta Ciudad, Mi Sangre y Grafopoemas: Encuentro Con La Palabra, Profanaciones y ahora, en este instante me deleito al saborear EL MAR ES NUESTRA SED, con ilustraciones de tu hijo Daniel, un Mar en el que partes y te regresas, arribas siempre, con la necesidad desesperada – diría – de no dejar de ser poeta.

Tú necesitas la Mar ¿por qué? Porque él, con su infinito repertorio musical de azules es una bellísima mujer indescriptible que nos apasiona y sonríe con sus senos dispuestos a calmar mucha hambre… ¡La de siempre escribir, pero hacerlo para enfrentar, convocar y triunfarle a la falsedad y angustias! ¡Tanta mediocridad avasallante que campea con sus infortunios de espinas y cruces!. Por eso lo necesitamos a corazón acelerado, Ramón…!

Con esa candidez que tu hijo nos lo pinta tan fácilmente; como si, él, el mar fuese una criatura mansamente moldeable… ¡Tan bien que se sienten Mareas de Cuarto Menguante! Tú, hermano, Ramón, eres como ese amigo, potro salvaje y oveja cuando lo quieres o necesitas. Públicamente, en mi Volador Musical de crepusculares coloridos te lo manifiesto en esta Cartica, al lado de tu mujer y realizada noche de estrellas e hijos, hojas, perfumadamente, oxígenos vitales y generosos… Ah, y de la Margarita, ahora tu nuevo amor! ¡Que no dirá la población de EL TIGRE… ¡EN ANCAS! Ambos, tu patria natal…

¿Azul?