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25 de abril de 2024





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Hágase la paz y se hizo la paz
El conflicto se remonta a 1946, cuando el Estado colombiano desató de manera sistemática un plan preconcebido de exterminio genocida contra la población indefensa, de manera concreta contra los seguidores del líder popular Jorge Eliécer Gaitán.
Félix Roque Rivero | @Espartaco2021

29 Sep, 2016 | Cuando el presidente Santos y el comandante Timochenko trazaron sus rúbricas sobre el blanco papel, millones de colombianos se abrazaron al unísono. Se iniciaba así el proceso para poner fin a un conflicto armado que dejó cientos de miles de muertos y millones de desplazados.

El conflicto se remonta a 1946, cuando el Estado colombiano desató de manera sistemática un plan preconcebido de exterminio genocida contra la población indefensa, de manera concreta contra los seguidores del líder popular Jorge Eliécer Gaitán. Tal era el avance de las fuerzas gaitanistas que la oligarquía conservadora colombiana que detentaba el poder bajo la presidencia de Ospina Pérez, no tuvo escrúpulo para asesinar al pueblo, cometiéndose así graves delitos de lesa humanidad por parte del Estado.

Cuando Gaitán da lectura a su Oración por la Paz el 7 de febrero de 1948 –unos meses después lo asesinarían- en la Plaza Bolívar de Bogotá, de manera precisa señala a las autoridades colombianas de entonces como culpables de la persecución y asesinato de sus seguidores, tal como lo reseña Gloria Gaitán Jaramillo, hija de Gaitán, en carta dirigida a Santos y a Rodrigo Londoño (Timochenko), el 18 de octubre de 2012.
Contrapuestos los discursos de Santos y de Timochenko.

El presidente colombiano expresó “Hoy cuando comienzan su tránsito a convertirse en un movimiento político sin armas, como jefe de estado de la patria que todos amamos le doy la bienvenida a la democracia.

Cambiar las balas por los votos, las armas por las ideas”. Por su parte, el Comandante de las FARC dijo que “El Estado colombiano, tras la firma de este Acuerdo, no puede seguir siendo el mismo en que se permite que la salud sea un negocio.

Los tristemente famosos paseos de la muerte y las agonías a las puertas de los hospitales tienen que desaparecer para siempre. No más familias condenadas a la calle y la miseria, por cuenta de las usurarias deudas con el sistema financiero o las bandas del gota a gota.

La seguridad con la que tanto sueñan los colombianos y las colombianas, no debe depender tanto del tamaño de las fuerzas de seguridad del Estado, como del combate a la pobreza y la desigualdad y a la falta de oportunidades que padecen millones de compatriotas, fuente real de las formas más sentidas de la delincuencia”.

Un gran ausente físico del acto de la firma del Acuerdo fue el Comandante Hugo Chávez, el mismo que llegó a decir el 15 de noviembre de 2012 que “Nosotros queremos que haya paz en Colombia, y que haya paz en esta Suramérica, en este Caribe, en esta América Latina y en el Mundo”.

Fue el propio Comandante Timochenko quien se encargó de enfrentar las mentiras y las mezquindades que le han pretendido restar importancia a los esfuerzos de Chávez al logro de la paz en la República colombiana, al señalar en sus discurso: “Reconocimiento especial, merece el comandante Hugo Chávez, sin cuyos trabajos, pacientes como discretos, este final feliz no hubiera tenido comienzo.

A Nicolás Maduro, continuador de ese generoso esfuerzo de paz, en su condición de presidente de la República Bolivariana Venezuela, país acompañante, y desde luego al pueblo de la hermana república”. La senda nuestra es la de la paz señaló Chávez de manera clarividente. Los diálogos de paz de la Habana dieron sus frutos. El ballenato retumba en paz.




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