27 Sep, 2016 | Desde hace unos días circula hasta en los medios impresos más conservadores de la Florida la noticia que el caso de los sobrinos de la pareja presidencial acusados de narcotráfico en tierras americanas pierde fuerza, luego de apenas un par de días de audiencia, por el hecho, que los testigos e informantes fundamentales carecen de total credibilidad para presentarse en una corte, desvirtuando así las primeras versiones del gobierno federal cuando hablaban de tener un “caso sólido”, expresión usada para los acusados en donde las pruebas conseguidas lucen irrefutables. Los informantes han confesado haber contratado prostitutas, olido la cocaína y además realizado negocios ilegales, al mismo tiempo que recibían dinero de la DEA para “engatusar” a los Flores.

La DEA desde hace mucho tiempo contrata en Latino América a informantes de poca credibilidad porque consideran que es la única vía para acceder a países como el nuestro, en donde no tiene permiso de las autoridades venezolanas para actuar en territorio soberano. Ciertamente resultará difícil para cualquier gobierno, darle una carta en blanco a una potencia extranjera para ejecutar operaciones clandestinas en contra de las mafias y los grupos narcotraficantes locales. Las autoridades norteamericanas deben hacer más para frenar las ansias compulsivas de consumo que tiene su población, por una parte y por la otra lograr acciones en conjunto por estas latitudes con el aval y la supervisión de los gobiernos en donde se realicen.

La cacería de estos grupos mafiosos ha conllevado a veces a una mezcla de buenos y malos en donde los “oficiales” terminan pactando usualmente con los criminales y ya no se entiende quienes están de un lado y quienes del otro. En definitiva parece que la política de usar medios ilícitos o criminales para agarrar sospechosos no cuenta hasta ahora con la legitimación de los órganos judiciales de ningún país y esto hace que no solo la DEA sino cualquier autoridad en la lucha antidroga se deba preguntar si el camino recorrido es el más apto en esta eterna batalla.