23 Sep, 2016 | Nos comentaba Doña Elodia el afectivo y productivo encuentro sostenido con un grupo de hombres y mujeres vinculados por siempre al hecho deportivo neoespartano. Personas que, a la calladita, se esfuerzan no solo en la formación atlética de niños y jóvenes de sus comunidades y equipos, sino en su formación ciudadana. Con todos ellos volvimos a compartir toda una tarde noche, lapso que sirvió para, con propiedad y autoridad moral, analizar la situación actual del deporte en nuestro estado.

Todos coincidimos en que ahorita ni siquiera podemos hablar de tal situación: que si es mala, que si es buena o que si es regular, porque sencillamente no existe.
En tal sentido, señalaba El Toro que nunca el deporte neoespartano había llegado a tal grado de inexistencia. Al punto de ser considerado por muchos, un hecho clandestino. Ante tal afirmación, algunos preguntaban si lo que se llamó IND, IARDENE o como se llame ahora, aún existía.

En verdad, nadie pudo dar una respuesta. Uno de los presentes en el referido encuentro argumentó que la cosa no era tan radical, ya que la prensa y los programas locales reseñaban los éxitos alcanzados, por ejemplo, por el karate, el kenpo y uno que otro deporte playero extremo. Sí, es cierto aceptó El Gavilán, pero ellos no es el producto de una política deportiva oficial, que no existe, sino el resultado del esfuerzo de una dirigencia que autogestiona recursos y muy especialmente del apoyo económico y logístico de padres o representantes. Y los deportes playeros, para nadie es un secreto, son patrocinados por los comercios privados que hacen vida en las playas donde estos se practican.

Finalmente, tal como sucede siempre en este tipo de reuniones, salió a relucir la añoranza de lo que significó la dirección, administración, en fin la gerencia deportiva durante el periodo 1999-2001. Los Juegos Deportivos Nacionales Aragua 99 y Lara 2001. Cuando Nueva Esparta compitió en igualdad de condiciones atléticas con otros estados del país y donde se mostró la auténtica dignidad deportiva isleña. De allí en adelante, un fracaso ha sido mayor que el otro, hasta alcanzar la hecatombe deportiva que en los actuales momentos vive nuestro estado. Por ahora está bueno, hasta el próximo zaperoco.