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23 de abril de 2024





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Comunidad de La Isleta, centro productor de caracoles
De las aguas cercanas a Coche y Cubagua extraen los ingredientes del
“rompecolchón” de los margariteños. Visitantes y restaurantes también los solicitan.
Ilein González @ileinoriana

Foto: YULIANNYS GONZÁLEZ

Pescadores dividiendo los moluscos según su especie. / Foto: YULIANNYS GONZÁLEZ

27 Ago, 2016 | Entre tanto mar, palmeras y cocos, existe otro ingrediente que sazona la cultura margariteña: la pesca. Lo cierto es que más allá del significado literal de su palabra, esta labor, la más practicada por los nativos, abarca mucho más que sardinas, pargos o carites. No hay nadie como los pescadores de La Isleta para dar fe en este asunto.

“También me dedico a recoger caracoles para vender en el mercado de Los Cocos y por aquí por el pueblo”, dice Juan Salazar, un hombre de 54 años que vive en el municipio García y que asegura que los moluscos de su jurisdicción son los mejores.

En Margarita, estos caracoles se conocen por los populares nombres de vaquita, longo y guarura, donde en la ranchería del señor Juan llevan toda la vida preparándolo.

La faena comienza cerca de las tres de la madrugada cuando deben salir para adentrarse en el mar. Con ayuda de una arrastradora, implemento de alrededor de un metro de ancho que contiene una bolsa y un ancla, extraen los caracoles. Al subirlos en el curso de la jornada, pasan a un proceso de selección según su especie, para luego romper su caparazón con un martillo. En ese momento comienza la tarea más larga.

Ya desnudo el animalito, se limpia y se lleva a cocinar. Muchos son utilizados como cebo para atraer a los bagres y el resto, para ser comercializado entre los insulares. Sin embargo, antes de eso, deben ser sancochados para pasar a lo que el gremio denomina “el esgullado”.

“La mayoría de nosotros prefiere comer el que llamamos longo, porque es rosadito y su sabor es más dulce. Pero todos se venden al mismo precio porque son de la misma calidad”, explica Jesús Reyes, compañero de trabajo del señor Salazar. Ambos coinciden en que es preferible evitar comer vaquita pues éste “viene con mucha tierra que hace daño para los riñones”.

Normalmente, disfrutar de este molusco tiene un costo por kilogramo de alrededor de mil bolívares en la ranchería Isamar, donde labora Juan Salazar. De allí, representantes de algunos hoteles de playa El Yaque y Parguito conseguirán la exquisitez con la que encantarán el paladar de los turistas que gozan año tras año de Margarita.

Dificultades

Trabajadores del gremio pesquero denunciaron los altos costos de los productos necesarios para su oficio; expresaron que algunos artículos como el nylon, anzuelos y anime están “incomprables”. Asimismo, presentan problemas para surtir de gasolina sus botes, deben acudir al sector Macho Muerto debido a que no cuentan con una estación de combustible en su zona.




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