22 Jul, 2016 | Cuando un mortal desconoce la diferencia entre lo que significa Estado y Gobierno, tan grave confusión lo lleva cometer toda clase de desafueros. Comienza por convertir a quienes lo eligen en súbditos a su exclusivo servicio y termina rodeado de tantos adulante que lo hacen creer indispensable. Desde luego que para serlo se requiere algún grado de habilidad y voluntad, porque tal tarea es, aunque cueste aceptarlo, asunto de astutos y también de temerarios.

Para conducir un Estado moderno, en tiempos de la globalización, se requiere tener talante democrático, respeto probado a las instituciones, preservar los derechos humanos, la disidencia, la independencia de poderes, pulcritud en el manejo de la hacienda pública. En fin, todas condiciones invulnerables que tipifican lo que debe ser un buen conductor de pueblos.

Desde que en Francia un rey fue guillotinado, quedó entendido que el Estado es propiedad exclusiva del pueblo, y de paso pesa mucho para ser conducido por una sola persona. Gobernar en equipo es lo correcto, Siempre y cuando se le deje opinar y no le se imponga apenas escuchar. Gobernar es desarrollar ideas, concretar proyectos, distribuir el bienestar. Es dialogar, entender y convivir. No disociar.

Maduro, porque no ha entendido tan fundamental asunto, prosigue cometiendo cualquier clase de error que, en conjunto, siguen destrozando a Venezuela. Él, que varias veces se ha comprometido a ofrendar su vida si la revolución se la pide, y lo grita con vozarrón de guapo buscando el aplauso, está convencido que los suyos, cada vez más escasos, se lo creen a pie juntilla.

Pero resulta que dentro de la revolución hay mayoría que no le exigen tal grado de martirio sino entendimiento y aceptación de la realidad que desconoce, originada por su desgobierno. Quiere que no siga actuando como elefante en cristalería. Le ruegan que resuelva y no entorpezca. Lo saben culpable de haber hecho fracasar la revolución y por eso lo condenan al revocatorio. Poco les importa su destino personal. Mucho el de la revolución.

Por eso con desespero buscan que sobreviva los venideros tres años.