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Abolición
Abolir la Asamblea Nacional será literalmente un golpe de Estado. Terrible definición, peligroso intento, ejemplo de la más crasa barbarie, muestra de lo que está hecho quien gobierna y de cuánto daño le hace a Venezuela una revolución que nunca trajo al país nada positivo sino desolación, engaño atraso y vicios.
Ángel Ciro Guerrero | anghelcirog@hotmail.com

1 Jul, 2016 | Ha instruido Maduro a su bufete, la sala constitucional, decretar prontamente a su favor la demolición de la Asamblea Nacional. Desde luego que las togas rojas cumplirán su orden sin dilación alguna. Poco les importará violentar una vez más la carta magna. Menos quedar ante los pueblos de la tierra como tarifados militantes y, lo peor, retratos ambulantes de la degradación a la que la justicia ha llegado en Venezuela.

Abolir la Asamblea Nacional será literalmente un golpe de Estado. Terrible definición, peligroso intento, ejemplo de la más crasa barbarie, muestra de lo que está hecho quien gobierna y de cuánto daño le hace a Venezuela una revolución que nunca trajo al país nada positivo sino desolación, engaño atraso y vicios.

Abolir el parlamento será oficializar la dictadura en la cual mandan los militares que mantienen el poder con Maduro al frente. Nadie puede negar que en la práctica eso es lo que ocurre. El gobierno descansa sobre bayonetas y se ha desplazado la democracia para imponer el comunismo. Demostración, además, del intenso miedo que se le tiene a una Asamblea para nada sumisa sino que, siendo voz del pueblo, le grita a los opresores las verdades, le reclama derechos y le recrimina cada torpeza cometida porque afectan gravemente a Venezuela y a los venezolanos.

Abolir la Asamblea Nacional confirmará el atajo que Maduro está por tomar, de modo que el revocatorio sea suspendido y pueda atornillarse en el mando. Porque gobernará a la libre como gobierna todo el que esconde en un lugar oscuro la legalidad para darle rienda suelta a la ilegalidad.

Abolir la Asamblea Nacional generará efectivamente una situación altamente inflamable, porque tendrá el ejército que desalojar a los diputados e instalarse dentro u fuera del Palacio Federal, lo que en realidad les falta. Todo el mundo los observará y podrá asegurarse que, inexorable, Venezuela avanza hacia su total militarización.

Abolir la Asamblea Nacional es, en suma, abolir la democracia. Un auténtico crimen contra la institucionalidad.




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