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La validación del cambio
A la mega-crisis venezolana, ya de evidente carácter humanitario, hay que darle una salida y pronto. Y la misma pasa por una consulta popular que produzca un cambio sustancial en la configuración del poder.
Fernando Luis Egaña | flegana@gmail.com

29 Jun, 2016 | La hegemonía ha tratado de desvirtuar el derecho constitucional al referendo revocatorio, a través de un laberinto de reglamentos y complicaciones, muy propios, por cierto de mentes retorcidas. Pero ello no ha desanimado a los venezolanos que quieren cambios políticos, sociales y económicos de fondo. Las jornadas de validación de firmas son una demostración muy clara al respecto.

Si consiguen obstruir la marcha del proceso y posponerlo para cuando ya no sea efectivo, es decir para entrado el 2017, el grueso de los venezolanos puede terminar de perder la paciencia; que ya ha sido, no hay duda, de muy larga y sufrida duración. Esto lo saben los jefes del poder, sobre todo en La Habana, y por eso no niegan sino que guaralean el revocatorio.

Se especula que de eso se trataría la “gestión” de Rodríguez Zapatero: que Maduro “acepte” la realización de las elecciones de gobernadores a finales de año, a cambio de que el revocatorio se deje para el año entrante, lo que no conllevaría la celebración de elecciones presidenciales, en caso de revocatoria del mandato, con lo que el citado referendo perdería interés y eficacia.

Hago eco de esa especulación, a pesar que no es mi costumbre, porque sería un asunto tan grave como insidioso en contra de los derechos de los venezolanos, y sus legítimas aspiraciones de cambio. Tanto los comicios regionales como el referendo revocatorio son derechos constitucionales, y si Rodríguez Zapatero se esmera en defender la integridad de la Constitución española, no debería hacer otra cosa con la Constitución venezolana.

A la mega-crisis venezolana, ya de evidente carácter humanitario, hay que darle una salida y pronto. Y la misma pasa por una consulta popular que produzca un cambio sustancial en la configuración del poder. Si Maduro se queda donde está, no hay salida posible y sólo se profundizará el barranco por donde cae Venezuela. No creo que José Rodríguez Zapatero o Ernesto Samper estén en sintonía con tal planteamiento. Más bien luciría lo contrario, con toda la habilidad que despliegan, que no es poca.

Los venezolanos, a pesar de todos los pesares, y contra todas las trapisondas para complicar el revocatorio, han salido en masa a validar sus firmas, en este capitulo inicial que fuera inventado maliciosamente por el CNE. El país quiere cambio y está dispuesto a validarlo. Si no entendemos eso, no entendemos nada.




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