29 Jun, 2016 | El madurismo nuevamente ha sido derrotado. El enfrentamiento que mantuvo en los últimos meses en contra de Mariano Rajoy terminó impulsando las preferencias de éste sobre el electorado español a través del Partido Popular (PP), y más aún, apuntalando al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al comparar a Felipe González como parte de la “derecha” de ese país, lo cual irónicamente, concluyó en el debilitamiento de Pablo Iglesias, como “líder” del partido Podemos, y su degradación como movimiento emergente de la nación europea.

De hecho, si revisamos las declaraciones de Maduro y su entorno, especialmente aquellos que fungen como voceros desde los programas de televisión, eran asiduos atacantes de Rajoy. Había una permanente capitulación mediática sobre la actual dirigencia política del Estado español sobre los llamados “desahucios” (embargo de viviendas a las familias), incluso colocando en contrapartida a la llamada Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), ignorando que son realidades distintas. ¿Y qué pasó ante semejantes ataques centrados en Rajoy? Pues, lo mismo que sucedió con Argentina, Brasil o Bolivia; verbigracia, destruyendo políticamente a las llamadas opciones progresistas.

Maduro al pretender meterse, sin invitación alguna en la campaña del sistema parlamentario de España, sobre todo, con sus vinculaciones demostradas con Podemos, quien por cierto, a través del propio Pablo Iglesias, hasta intentó escurrirle el bulto al presidente venezolano en los últimos días, ya no podía deslastrarse de su veneno. Si algo ha quedado demostrado en estas elecciones españolas es que Maduro donde mete sus manos, todo lo destruye. O mejor dicho, adonde llega su voz y su conducta, éstas son rechazadas de manera tal, que hasta quienes pudieran haberse convertido en simples referencias políticas, como por ejemplo, la crisis que afrontaba el PSOE, terminan fortalecidas, porque los electores huyen de todo lo que huela a madurismo.

Ha sido Podemos, representante del madurismo, el gran derrotado en las elecciones españolas. Maduro no tiene ninguna influencia positiva en el espacio de la geopolítica internacional. Su nefasto gobierno de pobreza, miseria, delincuencia y corrupción en Venezuela, es un espejo roto que no tiene impacto de bienestar para ningún pueblo del mundo. En consecuencia, todo lo que sea vinculado con el madurismo está condenado a fracasar en cualquier ámbito de la política internacional, y más cuando ésta se trate de ser una alternativa ante los llamados gobiernos de derecha o plantearse como una nueva “izquierda”.

Mariano Rajoy no es la mejor opción para el pueblo español, como tampoco lo fue la elección de Macri en Argentina, pero siguen o llegan a la presidencia, también empujados por una nefasta diplomacia madurista, la cual no le gusta que se metan en "asuntos internos", pero ellos se meten con resultados catastróficos en la política de otros países.

Situaciones como la ocurrida en España van demostrando que la renuncia de Maduro se va acercando, porque éste no tiene credibilidad en el contexto internacional. Hasta a Podemos en España, le conviene que Maduro abandone el poder, porque su vinculación directa o indirecta con lo que hoy es Venezuela, sólo genera una fulminante acción de una sociedad abatida por un pésimo gobierno.