26 Jun, 2016 | Existen muchas crisis, crisis personales, crisis de países, crisis mundiales, pero hoy nos referiremos específicamente a la crisis de pareja que es la consulta más frecuente entre los asesores emocionales.

Las crisis siempre, siempre, son un alerta, de que algo en la pareja no anda bien, de que se están quedando dormidos, de que en ellos está prevaleciendo el aburrimiento, la rutina, las diferencias, el desorden, la desconfianza, los celos. Entonces aparece la crisis, que es como un baño de agua helada en alguien que está profundamente dormido, en este caso la pareja. Lo pueden tomar con mucha rabia, como un visitante inoportuno, como un enemigo. Entonces la crisis se convierte en la vía más rápida a la separación, al desamor, a la búsqueda del tercero como causa de la crisis, a culparse el uno al otro, a sacarse todos los rencores que estaban escondidos, a buscar consejos con los vecinos y amigos que pasaron por lo mismo, en fin, tomas el camino de la inconsciencia, permaneces dormido, y consideras esa experiencia como algo muy doloroso que sucedió en tu vida y lo guardas como un recuerdo para las próximas relaciones.

O puedes tomar la crisis como una bendición, como una oportunidad de la pareja para pasar de un estado de inconsciencia a un estado de consciencia, de un sueño profundo a un estado de alerta y disfrute de la vida, de no quejarse, sino activarse, de evolucionar, de ser una pareja meditativa y no materialista, en fin de que sea una pareja en estado de crecimiento interno y no de parálisis externa.

Para eso es necesario no buscar el consejo de un inconsciente, sino el asesoramiento de un maestro de un sanador consciente.

Puede que no terminen juntos físicamente, pero sentirán para siempre que esa relación los hizo crecer, que esa relación fue una experiencia maravillosa, que evolucionaron , que por siempre serán amigos y no enemigos, sobre todo si se trata de una pareja con hijos. Amen.