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El "Chu Gato" del deporte asuntino
Con Chu Gato compartimos campos, canchas, avenidas, calles, emplanadas, piscinas, gimnasios y todo lugar utilizado para la práctica y competencia deportiva.
José Rodríguez Suniaga | cheitocarobo@hotmail.com

29 Abr, 2016 | Comentábamos con Doña Elodia que después de haber escrito "La Pelota Tiene Su Cazón", crónica dedicada a Juvenal "Cazón" Prieto, entendimos que asumíamos una deuda con Jesús Ramón Marcano Torcatt, "El Chu Gato" de nuestros más puros afectos e ícono del mundo deportivo asuntino de los últimos 50 años.

Con Chu Gato compartimos campos, canchas, avenidas, calles, emplanadas, piscinas, gimnasios y todo lugar utilizado para la práctica y competencia deportiva. El beisbol, voleibol, baloncesto, futbol, la natación, el maratón, caminata, los juegos tradicionales y el softball, nos permitió consolidar una profunda relación deportiva. Sus limitaciones físicas y su constante lucha con los altibajos producidos por los cambios de nuestro satélite natural, no impidieron su activa participación, una más efectiva que la otra, pero siempre poniendo el corazón y su espíritu de competencia en el juego.

Nos complace expresar la profunda relación de afecto que nos une a Chu Gato. Las continuas competencias nos unieron con ese vínculo hermoso e indestructible de la hermandad sincera y practicada que da el hecho deportivo. La práctica deportiva era su pasión y le dedicaba todo su tiempo a pesar de no llegar a ser atleta destacado o de selecciones. Esto no era limitante para su constancia en los juegos.

Pero no es su aplicación a los juegos lo que queremos resaltar de este conocido personaje del deporte asuntino, sino de su conversión, entrega y fama alcanzada en la administración de justicia en la competencia de variadas disciplinas. De forma mágica, sin cursos formativos, llegó a convertirse en el indispensable juez o arbitro de los partidos de beisbol, softball, voleibol, baloncesto, futbol y atletismo de todos los torneos asuntinos. En ese rol, aprendimos a respetar su trabajo y ese constante desempeño lo llevó a ser requerido en otras latitudes de la isla.

Hoy, activamente retirado, lo encontramos como espectador en los campos y canchas asuntinas, momento que aprovechamos para reiterarle nuestra amistad, admiración y esa profunda querencia de siempre. Por ahora está bueno, hasta el próximo Zaperoco.




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