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Muchos Quijotes Maduro y sus ministros se afanan, gesticulan, gruñen y mandan; pero no gobiernan: la realidad se despliega incólume frente a la pantomima gubernamental bolivariana. Manuel Narváez |
narvaezchacon@gmail.com
28 Abr, 2016 | A las 23:30 horas del 30 de abril, los relojes venezolanos adelantarán 30 minutos. En consecuencia, a partir del 1° de mayo la oscuridad de la noche llegará media hora más tarde, con el consiguiente ahorro de energía eléctrica en iluminación necesaria. Aplaudo esta medida por su sensatez y pertinencia; pero además la celebro por su carácter simbólico: es el primero de los muchos errores del comandante Chávez, inducidos por las súbitas puntadas que le asaltaban durante sus oceánicas divagaciones televisivas, que el heredero se atreve a enmendar. Desafortunadamente hasta allí llegará la cosa, ya que el presidente Maduro carece de los atributos necesarios para corregir el rumbo suicida por el que avanza el país. Todavía más, me atrevo a afirmar que en Venezuela ya no hay gobierno; si prestamos atención constataremos que las medidas que se anuncian, se reducen a Maduro y sus ministros se afanan, gesticulan, gruñen y mandan; pero no gobiernan: la realidad se despliega incólume frente a la pantomima gubernamental bolivariana. La semana pasada el mundo conmemoró el cuatricentenario de la muerte de Miguel de Cervantes y aquí en Venezuela, en un pernicioso sueño atávico, muchos esperan que un bizarro paladín, como Don Quijote, alivie nuestras penas. Desengañémonos, la dramática situación por la que atravesamos no la resolverá ningún caudillo providencial, antes bien, recordemos que lo que estamos viviendo es la amarga herencia que nos dejó el último de ellos. Hoy es tiempo de la responsabilidad individual, del coraje cívico, de la política, de la acción colectiva afirmativa.
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