Porlamar
28 de marzo de 2024





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Mi experiencia con las regresiones
De inmediato me di cuenta que me encontraba ante un ser muy especial, un Maestro, lo cual lo corroboré posteriormente con nuestra amistad, sobre todo por su regresiones.
Julio Machillanda | @julionuevaera

14 Feb, 2016 | Había sido llamado, del centro de Delfinoterapia, para que me encargara de la parte médica. Los delfines emiten ondas sonoras, que actúan sobre la glándula hipófisis, también llamada 3er ojo por lo esotéricos, y sirven estas ondas para el tratamiento de diversa patologías.

Durante la entrevista con la directora del centro, observé a un joven que la acompañaba, que resultó ser el que manejaba toda la terapia con los delfines, me llamó mucho la atención la energía de ese joven, en la entrevista en un momento se habló de las regresiones y el de inmediato me pregunto que si él se podía realizar una, le dije que sí. De regreso a mi consultorio me acompañó, me contó que siempre había tenido una relación muy especial con los delfines, y que ellos lo atraían en una forma irresistible, y que de muchacho trabajando en un barco pesquero, cada vez que veía delfines se lanzaba al mar, por lo que fue retirado, por el peligro que representa esto. Con el tiempo logro ser empleado en una parque donde había delfines en México, donde había nacido, y que ahora se encontraba trabajando en Venezuela, porque también Venezuela le resultaba de un atractivo especial, que había vivido y casi criado por una tribu de los indios Xious.

De inmediato me di cuenta que me encontraba ante un ser muy especial, un Maestro, lo cual lo corroboré posteriormente con nuestra amistad, sobre todo por su regresiones.

Sus regresiones eran especiales, luego de terminadas se quedaba más tiempo en otra dimensión hasta que finalmente volvía.

Pero una marcó mi vida y la de él.

En esa regresión subía por una escaleras a un templo, donde lo esperaba unos maestros, los cuales le informaban acerca de su misión de vida, y le transmitían su energía, y le hicieron un pequeño estigma en su muñeca izquierda, el cual pude presenciar yo como un pequeño hilo de sangre cuando regreso.

Gabriel así se llama ese maestro que llegó a mi vida, y que no he vuelto a contactar físicamente.




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