10 Feb, 2016 | Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó sobre las epidemia del zika, se ha presentado otra enfermedad que sin ser novedosa en el campo de la medicina, ha coincidido como derivada o análoga de ésta, es decir, el Guillain-Barré (llamada así por los apellidos de dos médicos franceses que la diagnosticaron en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial), la cual puede ser motorizada por la influenza o signos o síntomas que también pudieran estar asociados con el zika.

Y es que los primeros diagnósticos sobre la profundidad negativa que el virus del Zika ejerce sobre el organismo biológico, no puede descartarse desde cualquier hipótesis que en las áreas donde el transmisor de la misma está vulnerando a las poblaciones como efecto de criaderos conocidos (especialmente depósitos de agua blancas), exista una generación de otros virus que están multiplicando el Guillain-Barré, cuya enfermedad produce efectos muy graves en el plano de la motricidad, lo neurológico y lo respiratorio que pueden llegar a ser mortales.

Sobre el zika, la OMS ha alertado que en el caso del continente americano se esperan más de cuatro millones de casos (cifra conservadora a mi juicio), lo cual agrava la situación al no tener nuestros países las condiciones sanitarias recomendadas para enfrentar un brote de tal magnitud. Asimismo, tal eventualidad, junto con la ausencia de una vacuna, también hace que la otra enfermedad, verbigracia, el Guillain-Barré, termine por ser peor que la primera, y aunque sus probabilidades de curación sean altas con tratamiento clínico adecuado, ¿será que podemos hacer en un país como Venezuela, en donde afrontamos serios problemas para encontrar las medicinas, especialmente la inmunoglobulina, indispensable para atacar ambas enfermedades, enfrentar al zika o Guillain-Barré con éxito? ¿Qué pasará en nuestro país con aquellos pacientes afectados por las mencionadas enfermedades que requieran tales medicamentos y no puedan encontrarlos?

Ante esta emergencia, el Gobierno venezolano está en la obligación de levantar el "cierre" de frontera con Colombia, así como suspender de inmediato la insólita y perjudicial decisión de enviar desde y hacia cualquier parte del país, incluyendo desde el extranjero, medicamentos por empresas de servicio terrestre, aéreo o marítimo. Lo contrario es permitir que por obtusas posiciones ideológicas muchos venezolanos corran el riesgo de fallecer. La presencia del zika y el Guillain-Barré en Venezuela obligan a Maduro y su equipo de gobierno a cambiar posturas en relación con la dirección del Estado. Lo contrario sería admitir que el pueblo ya no les importa, sino el mantenerse en el poder aún sobre la muerte de la población afectada por muchas enfermedades.