Porlamar
23 de abril de 2024





EL TIEMPO EN MARGARITA 28°C






Un gallo opositor
Aquí –digo- está el corazón de Altagracia, donde flota la inspiración del sentir isleño, que nos regala esta condición cultural.
Mélido Estaba Rojas | melidoestaba@gmail.com

1º Dic, 2015 | Jesús el de “chico” vive en “Los Hatos”, en un crucero de mundos donde los choferes navegaos alegran la jornada con sus preguntas de todos los días: que por dónde se llega a Juangriego, que si por aquí voy pa’l Valle, que si playa Caribe es pa’allá. Este es un mundo surrealista, encofrado en la magia loca del tiempo margariteño, que se curte con su propia experiencia de chanzas y “cachos” esperando nada, solo que los minutos sigan deparando felicidad. Aquí -al lado- donde el “ahogao” vende las arepas más sabrosonas del sector, se consiguen las espirituosas mejor aclamadas, se reencuentran los buscadores de repuestos para las motos, se entusiasma “el capuco” para asar una cachúa rellena, viene “oreja ‘e cartón” a echar sus chistes malosos, llega “el mudo” a contar todo lo que aconteció ayer en el pueblo, a fuerza de señas que fácilmente se entienden. Aquí –digo- está el corazón de Altagracia, donde flota la inspiración del sentir isleño, que nos regala esta condición cultural. En ese rincón me refugio, cuando divago en la soledad viajera, a disfrutar de mi propia locura, a retozar con las inagotables partículas del acontecer, que no tienen paranza porque el viento de la imaginación carece de escrúpulos, y entonces casi entiendo que no estoy vivo.

En el traspatio de la casa, frente al pretencioso piroco que convive con siete gallinas (bajo la envidia silenciosa de pascual) Jesús se cansa de echarle maíz, y las sinvergüenza… nada que ponen un huevito ni pa’ remedio. “Chu” guisa futres recién salidos de playa Caribe y sancocha un ocumo chino nuevo, que nos llegó con los preceptos transculturales del antiimperialismo. Me cuenta su desgracia: el gallo está en desobediencia oposicionista para desacreditar la riqueza de la revolución, pues no quiere pisar las gallinas, como parte de la guerra económica, para que el precio del producto suba descalabrando aún más al pobre gobierno. Jesús amenaza cada mañana al gallo con no echarle más granos, pero el tipo parece que prefiere autocomplacerce antes que montar a las provocativas hembras que exhiben su plumaje y cacarean incitadoras. ¿Qué dirá Pascual? Mientras Jesús busca el auxilio de políticos de altura como Hirán Mata y “Chaelo” el de Carmita.




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