29 Nov, 2015 | He visto con preocupación la actitud displicente y arrogante de quienes se jactan de ser líderes y gerentes regionales, y de algunos seudoeducadores que utilizan el poder circunstancial que les da su militancia política, para arremeter y maltratar a verdaderos educadores. A ellos hoy quiero dedicarle mi humilde opinión acerca de una reflexión que tomé de un trabajo de mi buen amigo el profesor José E. Orozco.

Cuando tomamos un lápiz para escribir, nunca nos detenemos a pensar en que ese instrumento y el ser humano pudieran tener ciertas cosas en común. El lápiz es creado para servir al pensamiento a través de la escritura. El ser humano, para servir a sus hermanos a través de sus acciones.

El Poder debe ser utilizado para ayudar y para crecer personal y profesionalmente, y no para tratar de aplastar desde ahí a quienes piensen distinto. Te invito a que seamos como el lápiz: 1) El lápiz bien guiado puede realizar excelentes escrituras y dibujos: El ser humano en posición de Poder también puede hacer grandes cosas; pero sin olvidar que nuestra guía ha de ser siempre la mano de Dios, y no la de un amo terrenal. 2) Al lápiz le sacamos punta, eso puede causarle dolor, pero le permite tener la punta afilada y hacer excelentes trazos: Los humanos también sufren y soportan dolores, pero ello permite crecer como personas. 3) El lápiz tiene una goma con la que podemos borrar lo mal escrito: También nosotros nos equivocamos al actuar, lo importante es corregir los errores, sobre todo cuando éstos dañan a quienes nos han dado su confianza. 4) El lápiz está hecho de madera, eso es sólo su apariencia, lo importante está adentro: Del mismo modo, el ser humano ha de albergar en su interior las más sanas intenciones y mejores sentimientos. 5) Finalmente, el lápiz siempre deja una huella, una marca: Igualmente, todo lo bueno o malo que hagamos dejará marcas. Esto nos obliga a ser conscientes y responsables.

Si Dios te dio el Poder desde donde puedes ayudar al prójimo, no desaproveches tu tiempo ofendiendo y tratando de destruir a quienes no piensen como tú; o serás como el lápiz que trae en su interior el grafito vencido, y al que de tanto sacarle punta se gasta en medio del dolor, dejando, en lugar de trazos importantes, máculas negras de su pobre y mediocre existencia.