Las parejas de adultos mayores se animan a continuar el recorrido hasta cumplir la meta. / Foto: DANIEL RAMÍREZ.

25 Nov, 2015 | El fomento de las prácticas deportivas en las personas mayores va en auge. Y está acción es vital para disminuir los efectos del envejecimiento, y proteger la capacidad de las personas adultas para moverse. Como lo explicó, en una edición pasada, Anassim Cordero, especialista en Radioterapia y Medicina Nuclear, y con maestría en Geriatría y Gerontología: "La salud del anciano no está en el plato, sino en la suela de su zapato".

En esa oportunidad Cordero planteaba que mientras los adultos mayores se muevan, coman y pertenezcan a círculos sociales agradables, la ancianidad va a ser afable, divertida. Recomendación que fue tomada al pie de la letra por el deportista y maratonista Ignacio Carrasquero, que con sus 73 años, contabiliza al menos haber participado en 25 maratones de 42 Km y en una infinidad de carreras.

Carrasquero, quien es vicepresidente del Club Margarita Runners y cofundador de esta organización, es la viva estampa del hombre de la tercera edad amante del deporte, que busca el bienestar mental y físico para transitar por esta etapa de la vida, con la mejor disposición. Visión que comparte con Juan Orozco, de 74 años, que divide sus actividades entre el gimnasio y las caminatas. Orozco relató que hace mucho tiempo cumple con este plan de ejercicio, por estar convencido de que mejorará su estado de salud.

Carrasquero, que entrena tres o cuatro veces por semana en La Caracola, y más intensamente y con distancias más largas cuando tiene una carrera en mente, es fiel creyente que la actividad física e intelectual debe formar parte de la rutina de todas las personas.

Diplomático de carrera, confesó que en su juventud corría velocidad pero al entrar en la universidad lo abandonó. Posteriormente retomó los deportes practicando tenis y softbol; lo que lo condujo nuevamente a pisar a fondo el acelerador y regresar a la pista; y hasta el sol de hoy y hasta el final de sus días asegura que estará pisando firme para llegar a la meta.

Como pocos, este hombre cumplió una preparación deportiva en su juventud, quizás no pensando en llegar a viejo en buena forma; pero así lo logró. A diferencia de otros adultos mayores que entrados en años decidieron iniciar el habito de ejercitarse, como los esposos Aimara Guerrero de 69 años y Gilberto Guerrero de 77; que desde hace 10 años incluyeron en su rutina el caminar.

Los Guerrero no buscan premios ni reconocimiento, en La Caracola solo buscan bienestar y según afirman lo han conseguido, pues tras 10 años de ejercitarse con caminatas pueden decir que ha sido positivo para sus vidas. No solo físicamente, sino mental, porque para Gilberto Guerrero “enconcharse en la casa es lo peor que hay”.

Estos adultos mayores que tomaron la decisión de salir sin temor a pisar el asfalto recomiendan esta actividad, sea a nivel competitivo o solo por pasatiempo, porque además de ejercitarse, crean un vínculo de amistad y círculos sociales nuevos y mejoran su salud.

Rutina

La Organización Mundial de la Salud (OMS) abarca dentro de las estrategias mundiales sobre régimen alimentario, actividad física y salud, el que los adultos mayores realicen algún tipo de deporte o actividad vigorosa durante 75 minutos, considerando que esta jornada deportiva se debe practicar en sesiones de 10 minutos, como mínimo.

Semanalmente para la OMS los adultos mayores deberían cumplir hasta 300 minutos en la práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien 150 minutos semanales de actividad física aeróbica vigorosa, o una combinación equivalente.

Beneficios

De acuerdo con los estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) los adultos mayores más activos, presentan menores tasas de mortalidad por todas las causas: cardiopatía coronaria, hipertensión, accidentes cerebro vasculares, diabetes de tipo 2, cáncer de colon y de mama, y depresión, un mejor funcionamiento de sus sistemas cardiorespiratorio y muscular, y una mejor masa y composición corporal. Tienen una mayor salud funcional, un menor riesgo de caídas, funciones cognitivas más conservadas, y un riesgo mínimo de limitaciones funcionales moderadas y graves.