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23 de abril de 2024





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Independientes de los servicios públicos
No falta quien se plantee la posibilidad de quitar la sal del agua del océano para hacerla apta al consumo humano y esto no es una utopía.
Manuel Acevedo Ramírez | manuelacevedoramirez@gmail.com

4 Oct, 2015 | Desde tiempos inmemorables, el problema generado por la cantidad y la calidad del agua ha sido una de las grandes preocupaciones para la existencia de las agrupaciones humanas. Cuando el agua escaseaba, sobrevenía el éxodo de los pueblos, el abandono de terrenos que una vez fueron fértiles y, con ello, inclusive, la desaparición de culturas milenarias.

Un grupo de expertos soviéticos ha previsto para el año entrante, el agotamiento de numerosos recursos de agua consumible en diferentes regiones habitadas del planeta, ello nos hace recordar que, aunque las Islas de Margarita y Coche, están rodeadas de agua salada, actualmente presentamos una situación de escasez del vital líquido, limitada por la dependencia del suministro con tierra firme.

Frente a esta disyuntiva no falta quien se plantee la posibilidad de quitar la sal del agua del océano para hacerla apta al consumo humano y esto no es una utopía, como tampoco lo es la posibilidad de nuestro autoabastecimiento en materia energética.

Mediante un proceso barato, podría resolverse la dependencia que tiene el estado insular con tierra firme en cuanto al agua potable y otros servicios básicos, con la aplicación de métodos alternativos y ambientalmente sustentables para su obtención, por ejemplo, de energía renovable, mediante la implementación de paneles solares, fuente eólica, para la consecución de agua potable, la utilización de plantas desalinizadoras y el rehúso de las aguas tratadas para el riego agrícola y ornamental, tal como se hace en las islas vecinas de Aruba y Curazao.

Debemos apuntar aquí que la conversión del agua de mar en agua dulce no es una idea nueva. La destilación, el método básico para hacerlo, se practica desde hace 2000 años, particularmente por los marinos, mientras que el hombre primitivo usó la evaporación del agua para obtener sal.

Sin embargo, sólo en situaciones especiales se ha justificado la instalación de grandes plantas para desalar el agua de mar, como por ejemplo en el Golfo Pérsico, donde hasta hace 35 años se tenía que importar agua dulce por barco a un costo exorbitante, lo
que obligó a ir construyendo grandes destilerías de agua alimentadas por gas natural
y petróleo.

Volviendo a nuestro estado Nueva Esparta, se estima que, de acuerdo con el crecimiento poblacional sostenido que registra, dentro de unos diez años tendremos una baja disponibilidad de agua dulce, lo que nos hace pensar con seriedad sobre el tema y asumir lo de las plantas desalinizadoras como una solución no muy descabellada del todo.

Es bueno señalar igualmente que no se trata de importar grandes y costosos equipos del extranjero, sino que resulta imprescindible la capacitación del personal idóneo a diferentes niveles de organización, para lo cual consideramos fundamental que el Gobierno regional junto al Consejo Legislativo, emitan políticas y normas sobre la implementación de tecnologías para el mejoramiento de los servicios públicos como la electricidad y agua, que fomenten la promoción de las energías renovables, como la utilización de paneles solares, fuentes eólicas, plantas para desalar agua de mar, lo que nos convertiría, además, en pioneros a nivel nacional, en la implementación de alternativas sustentables e independientes.




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