5 Sep, 2015 |

Déjame vivir
El deber dormir cada vez me resulta más antipático que el deber olvidar.
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Me gusta mi cabello largo, pero con poco champú, sin acondicionador y sin crema para peinar, pronto el coco me tendré que pelar.
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La vida es eso que nos condena a aprender a sobrevivir con preguntas sin respuestas que quizás simplemente están aquí para adelantar el descanso que sólo llegará con el adiós.

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¿Cuándo fue la primera vez que me leyó usted y por qué querría seguir leyéndome? La tinta a La hoja.
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A veces, para poder decir, la palabra más profunda calla. Pero como el mundo (dejándose llevar por lo que dicta el mundo) está tan apurado, los ojos suelen estar muy cansados, así que nadie lee nada.
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Mis palabras se han ido y, está bien, no insisto, tranquilamente me doy por vencida porque sigo viva porque desesperadamente busco el libro y leo y me envuelve la ilusión de hallar mis palabras en la voz que se volverá mía.