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29 de marzo de 2024





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El comienzo del cambio
En esa delgada y fina línea de acción la oposición debe desarrollar su actividad política y electoral porque lo ancho y grueso lo tiene el gobierno en medio del uso y abuso del poder.
Luis Longart Guerra | longartguerra@outlook.com

1º Sep, 2015 | Las condiciones objetivas están dadas para derrotar al gobierno el próximo 6 de diciembre. Todo parece indicar que será una derrota inevitable. La crisis es tan severa que el gobierno debe perder hasta en los centros de votación que le han sido favorables en los últimos comicios. Los electores esperan ansiosos la oportunidad de expresar su voluntad en las urnas electorales en demostración indubitable de vocación democrática y decisión de cambio político irrevocable.

Se trata, a mi juicio, de una tendencia absolutamente irreversible.

El gobierno, que también lo sabe, continúa ejerciendo su actividad en el campo de las maniobras. Inhabilitaciones políticas descaradas, manejo abusivo de los poderes públicos para acusar a los dirigentes opositores, intervenir a los partidos políticos, eliminación de candidaturas ajenas al PSUV y sus satélites, impedir la observación internacional de los comicios, confrontaciones con Guyana y Colombia con claro sello electoral, y hasta la utilización de un homicida para tratar de enlodar a la oposición forman parte del arsenal de artimañas exhibidas hasta ahora con la mayor impunidad, desparpajo y sin rubor alguno. Pretenden ganar las elecciones contra viento y marea y en esa tarea no hay contención ni escrúpulo alguno.

En esa delgada y fina línea de acción la oposición debe desarrollar su actividad política y electoral porque lo ancho y grueso lo tiene el gobierno en medio del uso y abuso del poder.

Lo que hemos observado últimamente demuestra el grado de desesperación del gobierno. El cierre de la frontera con Colombia por el estado Táchira es el reflejo de una política lamentable y torpe. Decir que cinco millones seiscientos mil colombianos, según ellos, residentes en el país son los responsables de que no haya gasolina, alimentos ni medicinas es francamente ridículo. La manera como se hizo la deportación a miles de colombianos llevando a cuestas sus enseres es una clara violación de los derechos humanos. Todo ello fue observado por televisión y narrado por las emisoras de radio. El acto realizado en el Consejo Legislativo de Táchira estuvo cargado de un lenguaje provocador y soez y de igual forma la concentración efectuada en Caracas.

Este gobierno nunca es responsable de nada. Los culpables de que el país esté así, según ellos, son: el imperialismo norteamericano, los empresarios, los dueños de fincas, los comerciantes, los gobiernos de Guyana y Colombia y por supuesto la oposición. Ellos, el gobierno, son un dechado de virtudes, trabajo, dignidad y patriotismo.

Ante esa disyuntiva estamos, y usted debe escoger si debemos seguir con esto que tenemos o cambiamos. Si usted cree que esta situación que vivimos es lo que le conviene al país, vote por ellos. Pero si usted, como lo demuestran las últimas encuestas, quiere un cambio, entonces demuestre con voto que la mentira y la traición tiene su precio: la derrota electoral del gobierno.




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