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Disparos sobre los bachacos
Este esquema que ahora critico permitió la gestación y nacimiento de los bachacos.
Walter Castro Salero | walterjosecastro@yahoo.es

29 Ago, 2015 | Como es sabido, por simple y ligera lectura de los hechos de la historia económica, las políticas públicas en el ámbito de la producción, distribución y consumo de bienes, esencialmente los alimentos, se juzgan de modo determinante sobre los efectos bondadosos o perversos que ejercen sobre la colectividad. Hace unas cuantas décadas atrás fue el llamado reporte o informe de Mijaíl Gorbachov sobre el estado de la economía en la antigua URSS, tras años de un severo estatismo colectivista, lo que descorrió el velo que cubría aquel sistema carcomido por una burocracia corrupta e inepta, absolutamente incapaz de satisfacer las más elementales exigencias del pueblo ruso. La caída del sistema, que había sido previsible por algunos teóricos y analistas ajenos a la rígida y dogmática ortodoxia del pensamiento económico oficial, supuso luego un rebrote de los no menos criticables y perjudiciales cánones del liberalismo económico. Entre ambas corrientes, era obvio que debía buscarse una tercera opción, que levantando la bandera del interés colectivo pudiese impulsar el aparato productivo de cada país para generar y distribuir riqueza y prosperidad a todo el mundo. Los nuevos gobernantes aquí en Venezuela, desde ahora alrededor de tres lustros completos, se fueron al extremo de copiar irreflexivamente el modelo económico soviético-cubano, que acababa de desplomarse. Los cascotes del Muro de Berlín parece que les hubiesen caído sobre las cabezas. Se acorraló y fue machacado implacablemente el sector productivo del país. La agroindustria fue debilitada y, cuando se pretendía y proclamaba la búsqueda de una "soberanía económica", se coartaba la iniciativa individual, y se aplicaba un esquema de estatización de vastos y diversos conglomerados que hoy no solo parasitan el presupuesto fiscal de la Nación, sino lo peor, somos un país más dependiente de las importaciones de alimentos e insumos para cubrir la demanda nacional. Muchas voces surgieron para advertir los peligros que nos amenazaban, cuando comenzase, como esta ocurriendo y es costumbre, el cíclico declive de los precios del que sigue siendo después de años y años el único producto que tenemos para vender: el barrilito de petróleo. Este esquema que ahora critico permitió la gestación y nacimiento de los bachacos. Ellos son un subproducto, un ectoplasma, un bagazo marginal excretado por una economía altamente controlada, improductiva y dependiente. Disparar sobre los bachacos puede hacer ruido electoral pero si no se enfrentan directamente las causas y factores que los engendraron, seguirán multiplicándose y pululando en el seno de la economía y la sociedad venezolana.




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