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Provocaciones
El CNE ha callado de manera vergonzosa. ¿Cuál es el respeto que dicen tener a la Constitución?.
Luis Longart Guerra | longartguerra@outlook.com

4 Ago, 2015 | El país no podría estar peor y el gobierno lo sabe. La situación política, económica y social es francamente insostenible. Presos políticos humillados y maltratados por pensar distinto, presiones indebidas contra los medios de comunicación libres e independientes procurando la autocensura, poderes públicos secuestrados que solo responden a los intereses partidistas del gobierno, largas y tortuosas colas para conseguir alimentos, medicinas y artículos necesarios para la vida diaria, hospitales colapsados, una pavorosa inflación que devora cuanto bolívar llega a nuestros bolsillos y la descomunal inseguridad que enluta a diario a las familias completan un dramático cuadro que debe ser revertido por todos los venezolanos de buena voluntad. Mientras ello ocurre la camarilla autocrática que detenta el poder exprime las exiguas finanzas públicas y no respeta la Constitución ni las leyes.

Usted sabe que esto es absolutamente cierto. Mientras tanto, Maduro viajó a Nueva York para conversar con el Secretario General de la ONU sobre el problema del Esequibo y allá declaró que su gobierno “no aceptaba observación internacional” en el proceso electoral parlamentario. Tal declaración es muy grave y delicada. Ese asunto sólo compete al Consejo Nacional Electoral (CNE) que se supone es un poder autónomo e independiente según la Carta Magna. El CNE ha callado de manera vergonzosa. ¿Cuál es el respeto que dicen tener a la Constitución?.

Pues ninguno. Las elecciones para diputados a la Asamblea Nacional es un evento de carácter democrático que debe ser claro y transparente. La democracia tiene postulados y valores que deben respetarse en todos los países e igualmente los Derechos Humanos que son universales. Tal situación confirma que la lucha por el cambio y la reconstrucción nacional no será nada fácil, porque la camarilla gobernante no es demócrata y hace todas las maniobras legales e ilegales para mantenerse en el poder. Los últimos acontecimientos relacionados con el desabastecimiento, inflación, inhabilitaciones políticas, corrupción, inseguridad y el problema fronterizo con Guyana parecen conformar un excelente caldo de cultivo para fomentar la suspensión de unas elecciones que el gobierno, a mi juicio, tiene perdidas de calle. De allí tantas provocaciones.

Las elecciones parlamentarias deben realizarse. El cambio político comienza con un sólido triunfo en esos comicios. La unidad debe ser la tarea de este momento. No hay lugar para ensayos ni echar al ruedo políticas asiladas y parciales. Es la hora de la unidad. Tenemos la convicción que la unidad general es utópica. Lograr unanimidad en cuestiones electorales, cuando se avivan las pasiones que prevalecen ante la razón y se levantan artificialmente supuestos liderazgos, es muy difícil. Así lo refleja la historia, maestra de los pueblos.

La coyuntura histórica que vivimos demanda la deposición de actitudes y posiciones que no contribuyen con la unidad para conquistar el cambio político que necesita el país El adversario está al frente, no entre nosotros. La unidad es el ingrediente fundamental de ese cambio y no tiene sustitutos.














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