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24 de abril de 2024





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Una mirada al 5 de julio de 1811
No existía entre ellos la unidad de pensamiento tan necesaria en aquellas circunstancias.
Verni Salazar/ cronistadedlez@gmail.com

Foto: CORTESÍA

Independencia / Foto: CORTESÍA

4 Jul, 2015 | La Junta Suprema de Caracas necesitaba legitimarse ante los ojos de los ciudadanos y del mundo para tener la autoridad institucional, razón por la cual promulgan un reglamento el 11 de junio de 1810, elaborado por Juan Germán Roscio, para normar la elección de los futuros señores diputados, las condiciones para las elecciones garantizaban que la aristocracia criolla preservara el poder político que hasta ese momento había conquistado; las elecciones terminaron en el mes de noviembre de 1810, en las provincias incorporadas al deseo de soberanía, resultando la elección de los mismos de la siguiente manera: La Provincia de Caracas -la de mayor densidad poblacional- eligió 24 representantes, la de Barinas 9, Cumaná 4, Barcelona 3, Mérida 2, Trujillo 1 y Margarita 1. En total, 44 diputados que se instalarían el 2 de marzo de 1811 en la casa del Conde de San Javier, lo que es hoy en día la esquina El Conde en Caracas.

No existía entre ellos la unidad de pensamiento tan necesaria en aquellas circunstancias. El congreso creó el 6 de marzo, un gobierno ejecutivo de tres miembros que se alternan la presidencia semanalmente; el designado en primera instancia fue Cristóbal Mendoza, quien se convierte en el primer jefe del Ejecutivo, aunque para el momento en que es electo se encuentra fuera de Caracas y es suplido interinamente por Manuel Moreno de Mendoza, margariteño quien se convierte en el primer presidente de Venezuela, aunque muchos no quieren aceptarlo y ha quedado relegado a segundo a plano. El triunvirato lo conformaban además: Baltasar Padrón y Juan de Escalona; como suplentes fueron designados Manuel Moreno de Mendoza, Andrés Narvarte y Mauricio Ayala. Ejerce sus funciones hasta el 21 de marzo de 1812, cuando el congreso elige un segundo triunvirato.
La Independencia de Venezuela fue declarada por el Congreso el 5 de julio de 1811, hacia las 2:30 de la tarde; el mismo día, el Poder Ejecutivo expidió una proclama ratificando la declaratoria. El Acta de Independencia fue redactada entre 5 y 7 de julio y firmada por el Congreso el 7 de julio; el día 8
fue presentada al Poder Ejecutivo, quien la refrendó por decreto y dispuso su publicación el día 14 de julio, cuando fue divulgada en Caracas de un modo solemne y jurada
por la tropa, a la vez que se enarbolaba
oficialmente por primera vez el Pabellón nacional. El 17 de agosto fue pasado al libro de actas del Congreso el texto del Acta de la Independencia.
Al declararse la separación de España, lleva al establecimiento de la forma republicana de gobierno y abre la ruta hacia una guerra que duraría 13 años, y que fue capaz de cambiar la vida de los venezolanos, no sólo en el ámbito de las costumbres sino también ante la necesidad de solucionar problemas sin depender de un tutor foráneo.
A partir del anuncio de la Independencia se expresa un pensamiento de molde nacional, es el llamado a la patria; esa es la Venezuela que nace en 1811, producto de la acción de hombres, que se despojaron de toda ambición personal al entender cuál fue el rol que les correspondía en un espacio y en un tiempo determinado por una patria, por un camino llamado Venezuela, haciendo uso de la soberanía. Debemos seguir sus huellas con los mismos bríos, cada uno de nosotros en los roles que nos corresponde dentro de esta sociedad actual.
El historiador Germán Colmenares, expresa: “La Independencia se postuló como la Epifanía de la Historia Americana”, lo que nos deja entrever que tal como se entiende este término, que el nacimiento político institucional americano comenzó al lograrse la independencia de los pueblos que la integraban, aunque concluida la gran contienda por nuestra emancipación política, empezaron las luchas por la supervivencia individual y colectiva, en la cual se conjugaban los instintos de mando y los deseos de matizar el medio con el fervor por mantener propias consignas, dentro de la panorámica de una realidad sociológica que afloraba dentro de la misma concepción de la naciente nacionalidad, y que se ha repetido a través de los tiempos, frenando el desarrollo de una Venezuela que debe y quiere ser de todos por igual, porque es nuestra propia y mejor expresión, con sus pasiones y nuestro mágico mestizaje, la Venezuela, más desarrollada, más liberada, más autóctona, con hondos anclajes en el pasado, con una esperanzadora visión puesta en un futuro mejor y más nuestro, en suma una Venezuela de los venezolanos, tal como la soñaron esos hombres que idearon, declararon, firmaron y dieron al mundo, en el crepúsculo de aquel 5 de julio, antorcha que encendía los ideales de libertad, para que se mantenga por siempre en los corazones de todos nosotros los venezolanos.
Que así sea… Como lo expresa nuestro Libertador Simón Bolívar:
“La Justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad”.
“Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad”.

GRAGEAS PARA ESTAR AL TANTO… el 5 de julio de 1911: Fue interpretado por primera vez el Himno del Estado Nueva Esparta, música de Benigno Rodríguez Bruzual y letra de Miguel Ángel Mata Silva, en el Convento de San Francisco para esa oportunidad sede del Poder Ejecutivo neoespartano hoy Palacio Legislativo.














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