29 May, 2015 | El bachaqueo es una práctica que no puede escapar a la democratización. No sólo se puede bachaquear en los grandes supermercados y en los modestos mercados insertos en las comunidades. Se va más allá. El bachaqueo llegó a instalarse frente a las bodegas del Mercado de Los Conejeros y, suponemos, en sus similares. Lo hace de manera organizada; tan organizada que bien pudieran asesorar a algunos entes del gobierno en cualquiera de sus niveles.

Por ejemplo, los bachaqueros se enteran primero que los dueños y dueñas de las bodegas del mercado cuándo les llega mercancía nueva. Así mismo, saben dónde ubicar a los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana para acudir a ella en el momento preciso. Sí, leyeron bien. Los bachaqueros acuden a la Guardia Nacional Bolivariana, pues ellos son pueblo, y pueblo organizado. Y la guardia es del pueblo.

Los bachaqueros amanecen en fila india, con sus hijos y ancianos, frente a la bodega del Mercado de Los Conejeros que ese día recibe mercancía. Toman todo el pasillo, por lo que los clientes habituales de la humilde bodega no pueden acceder a la misma; ni siquiera las personas de la tercera edad. La dueña o dueño de la bodega, con más de 20 años en el sitio, tienen identificados a sus clientes, por lo que estiran el cuello para tratar de verlos al final de la cola. No se puede. Los bachaqueros ocupan todo el espacio y lo hacen bajo el derecho que le da el haber llegado temprano a la bodega donde nunca antes habían comprado.

La bodeguera o bodeguero, en medio de los nervios, vende a los bachaqueros, pero intenta reservar parte de su mercancía para los clientes habituales. Los bachaqueros reclaman que están obligados a vender todo a los que están en la cola, que son ellos mismos. La bodeguera o bodeguero insiste en la necesidad de venderle a sus clientes habituales. El bachaquero les acusa de "acaparadores". Y de inmediato actúa la "organización popular". Un grupo de bachaqueros se queda presionando en la bodega y otro va a buscar a la Guarida Nacional Bolivariana. En un santiamén, los funcionarios llegan. Le ordenan a la bodeguera o bodeguero que deben vender toda la mercancía a los que están en la cola, que son "el pueblo". No se escuchan los argumentos de la bodeguera o el bodeguero, a fin de cuentas son "oligarcas" que quieren acaparar. Se acatan las órdenes. Los bachaqueros se llevan todo. Al fin los clientes habituales llegan a la bodega, pero todo se terminó.

En las afueras del mercado, a unos 30 metros de la bodega, un bachaquero monta una mesa bajo la sombra de un árbol. Allí acomoda los productos recién comprados para revenderlos. Por ejemplo, un paquete de harina precocida comprada en la bodega a 15 o 20 bolívares, la vende en 45 bolívares. Hace lo mismo con el resto de la mercancía. Mientras en la bodega los clientes se molestan.

Los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana pasan al lado del bachaquero que revende. Lo miran orgullosos. Han vencido al oligarca que pretendía acaparar para favorecer a unos privilegiados, y ellos han obligado a que se les venda al pueblo con precio justo. Ahora la mercancía es del pueblo.

Invitamos a las autoridades a pasearse por el Mercado de Los Conejeros. Allí verán esta forma muy particular de hacer el socialismo.