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La Campana de Gauss, el precio del café y la imagen invertida
El problema estriba en llevar a error respecto de la percepción por invertida de la comprensión económica.
Crisanto Gregorio León | crissantogleon@gmail.com

28 May, 2015 | Es que el colador o filtro del café semeja al revés una campana y en virtud de esa semejanza en espejismo he querido colocar de relieve los desbalances económicos en función de hacer una apreciación objetiva de la realidad. Una función gaussiana desde la simplicidad de un colador de café visto al revés.

La estadística y la probabilidad hacen uso de la Campana de Gauss para representar datos gráficamente y es sumamente útil para determinar errores cometidos al medir ciertas magnitudes.

Pues bien, es que el colador al revés semeja una campana, parecida a la curva acampanada del gráfico gaussiano la campana de gauss... Media. Mediana y moda... y la moda es que hay que pagar muy elevado el precio de un vasito de café, solo para mencionar uno para puntualizar este artículo, entre muchas cosas ahora casi inalcanzables…

El problema estriba en llevar a error respecto de la percepción por invertida de la comprensión económica.

Lo planteo en los siguientes términos: porque un cafecito tenga un valor de 12 o 15 bolívares ello no puede ser análisis idóneo para alzar el precio de la gasolina. O porque una botellita o vaso de agua tenga un valor superior a un litro de gasolina no debe ser fundamento para disparar el precio de la gasolina aunque sea gradualmente. Pues los argumentos científicos deben gravitar en otro orden de magnitudes.

El asunto debe verse desde la simple y objetiva óptica, pues incluso en el caso de las imágenes aunque el ojo humano las captura invertidas el cerebro inmediatamente las coloca al derecho en función de la realidad que se percibe a través del sentido de la vista. Eso es una función cerebral.

Lo que se debe atender a los fines de sanear la economía y abordar su diagnóstico preciso y no invertido es una óptica clara del caos económico. El caso es que hay que atacar la inflación para que ni el vasito de café ni la botellita de agua cuesten lo que cuestan. Subir el precio de la gasolina porque cualquier pequeño producto es más costoso que un litro de gasolina no es ver el problema al derecho. El quid del asunto está en atender las razones por las cuales un vasito de café o un vasito de agua cuestan más bolívares que un litro de gasolina y en ese sentido entonces estructurar las políticas económicas en función de bajar el precio del vasito de agua o del vasito de café pero que no constituya esa magnitud estadística un error de medición.




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