28 May, 2015 | La Universidad católica Santa Rosa de Caracas fue el escenario donde la elocuencia y carisma del General Miguel Eduardo Rodríguez Torres se desplegó para hablarnos de "La Transversalidad de la participación ciudadana". Este exministro no se anda por las ramas y su discurso suena fresco y sincero. Conocedor a fondo de la realidad nacional e internacional, este hombre nacido en Caracas, criado en una de sus populares parroquias, Caricuao, con la Constitución en mano y defendiendo el legado político-ideológico del presidente Chávez, brindó una verdadera clase magistral ante la curia y representantes del pueblo de la Pastora, con sentido científico, social, reconocedor de los aciertos pero critico tenaz ante los desaciertos y, sobretodo de la corrupción.

Los grandes problemas políticos, económicos, financieros, de seguridad y sociales que hoy aquejan a la República, no los podrá resolver el Estado solo, es menester que la ciudadanía se incorpore y para ello, el Gobierno debe abrir las compuertas, sin sectarismos. Mientras unos estemos remando hacia adelante y otros hacia atrás, este barco seguirá dando tumbos, señaló el General. La gente, si algo demanda es que le resuelvan sus problemas, posiblemente no los grandes problemas más sí los más sencillos, los que le tocan directamente, ello es parte del buen gobierno. Es la hora de más hechos y de menos palabras. Llegó la hora de cerrar el capítulo del odio, un país no se construye con solo una parte. El populismo es una mácula para la revolución bolivariana. Un verdadero socialista debe sentir vergüenza de que le regalen una casa. Los valores de la educación y el trabajo son los pilares del nuevo Estado, eso lo enseñó Chávez y debemos decírselo a la ciudadanía, sin temor, sentenció.

Una democracia en verdad es participativa si la gente se involucra en la toma de decisiones, eso lo enseño Chávez cuando afirmó que había que gobernar obedeciendo, empoderando al pueblo. El valor trabajo tiene que enraizarse en la colectividad; la educación debe combinar cantidad con calidad; el maestro es un ser sagrado y la sociedad debe reivindicarlo y el Estado protegerlo; la tecnología debe estar al servicio de la gente, no podemos vivir a sus espaldas; el pueblo debe decidir cuáles son sus prioridades y no los políticos ni los burócratas desde sus oficinas; el gobierno de calle debe ser la regla y no la excepción; el Estado debe ser el gran promotor de la participación ciudadana y ello debe enseñarse desde la niñez; los partidos políticos deben democratizarse; se debe actuar con sentido ético y moral. La Patria es de todos, vamos a defenderla juntos, dijo con firmeza.