Porlamar
19 de abril de 2024





EL TIEMPO EN MARGARITA 28°C






La Misión Robinson llegó como una luz liberadora
Sus brazos nunca los ha podido mover. Sin embargo, su madre, con la esperanza de que pudiera desarrollarse y formase como cualquier otro niño, tocó muchas puertas, teniendo como respuestas burlas y rechazos, lo que le impidió a Joglis pisar un salón de clase.
AVN

AVN

MISION ROBINSON / AVN

25 May, 2015 | Joglis Parra es uno de los casi dos millones de venezolanos que aprendieron a leer y a escribir a través de la Misión Robinson, programa social creado en Venezuela el 1° de julio de 2003 para alfabetizar y sacar de las sombras a todos aquellos que en el pasado, durante los gobiernos de la IV República, fueron excluidos del sistema educativo venezolano.

Durante los gobiernos de la IV República, a Joglis nunca le brindaron la oportunidad de aprender a leer. Incluso, la exclusión, como política de Estado, contra él se hacía un hecho ordinario por su discapacidad motora.

Sus brazos nunca los ha podido mover. Sin embargo, su madre, con la esperanza de que pudiera desarrollarse y formase como cualquier otro niño, tocó muchas puertas, teniendo como respuestas burlas y rechazos, lo que le impidió a Joglis pisar un salón de clase. Se hizo prisionero en su cuarto.

"Mi mamá fue a muchas escuelas para ver si yo podía estudiar y a los lugares a donde ella fue hasta la corrieron", recordó Joglis, quien rememoró que entre una de las frases escuchadas tras tocar una de esas puertas fue: "'Señora, pero cómo se le ocurre a usted que este muchacho va a estudiar en esas condiciones. ¡OIvídese de eso!'".

"A todas partes donde me llevaron: puertas cerradas, eso fue lo que recibimos", señaló, en una entrevista ofrecida al programa Con Cilia en familia, conducido por la primera combatiente, Cilia Flores, y transmitido este domingo por Venezolana de Televisión.

Mientras los vecinos de Joglis estudiaron y trabajaron, él se mantuvo en su casa, en su cuarto, condenado a no aprender. Esa cruel realidad se acabó cuando Joglis tuvo la oportunidad de ingresar en la Misión Robinson. "Le pedí a Dios ilumíname, Señor, dame una herramienta, una salida para salir de dónde estoy y llegó la Misión Robinson". Ahora no sólo sabe leer y escribir sino que también se prepara para la formación de otros venezolanos.

La frase "Yo si puedo" cobra mayor significado a través de esta misión, porque así se llama el método de enseñanza de las primeras letras desarrollado por especialistas y asesores cubanos implementado en territorio venezolano para alfabetizar a las personas de las comunidades más remotas del país, quienes nunca tuvieron la oportunidad de leer y escribir, sin importar su edad, condición o ubicación geográfica.

La misión le debe su nombre a uno de los intelectuales americanos más importantes de todos los tiempos, Simón Rodríguez, quien decidió usar el seudónimo de Samuel Robinson durante un período de persecución en su lucha por la independencia del país.

Con la llegada del Comandante Hugo Chávez al poder, la misión fue creada para sacar de la oscuridad a las personas que no sabía leer ni escribir a causa de las políticas neoliberales de gobiernos, manejados por el bipartidismo de AD y Copei.

La Misión en apenas dos años logró alfabetizar a 1.482.543 venezolanos e hizo que el país se convirtiera en un territorio libre de analfabetismo, así reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés). Llega a las comunidades indígenas, respetando sus diferentes idiomas, y con un sistema que incluye también a las personas con discapacidad visual y auditiva. Para estas personas se aplica el sistema de lectura y escritura braille, para quienes no ven, y el lenguaje de señas, para quienes no oyen.

Cartas de amor que hoy se pueden leer

Los hombres y mujeres del campo también sufrieron las vejaciones contra sus derechos humanos, razón por la cual la señora Benitez Rodríguez estuvo en la oscuridad y condenada a depender de otros para salir a las calles.

Nació en el estado Sucre, en el oriente del país. No pudo estudiar por dos razones: por lo lejos que quedaban los centros educativos de la casa de su madre y por la necesidad en la época de trabajar para ayudar a la familia a superar la dificultades económicas.

Ya siendo adolescente, se vino a la capital venezolana intentando cambiar su realidad, pero tampoco lo logró. Ingresó a trabajar interna en una casa de familia pudiente y no logró concretar su meta.

Pasaron las años y se enamoró. Recibía muy a menudo cartas de amor de su actual esposo, pero por pena a que se enteraran de que era analfabeta, las conservó sin saber su contenido, y al tiempo concretaron su matrimonio y del cual nacieron sus hijos, hoy ya graduados y casados.

Una vez que sus hijos se fueron de su casa para hacer cada uno su propia vida, la depresión la consumió. "Me sentía atrapada. No podía valerme por mi misma".

Con la creación de la Misión Robinson, la señora Benitez decidió inscribirse y aprender. Aquellas cartas de amor de su esposo ahora "las pude leer".

Durante un acto de graduación de 433 estudiantes del Plan Piloto de la Misión Robinson II, realizado en diciembre de 2004 en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, Chávez expresó: "Más que mil autopistas y más que mil viviendas es importante un ser humano que aprenda, para que vuele libre. De qué vale más de un millón de autopistas si por allí transitan personas ignorantes. Si queremos acabar con la pobreza demos poder al pueblo y el primer poder es la poder infinito del conocimiento".




Contenido relacionado












Locales | Sucesos | Afición Deportiva | Nacionales | Internacionales | Vida de Hoy | Gente Feliz | 50° Aniversario | Opinión


Nosotros | HISTORIA | MISIÓN, VISIÓN Y VALORES