3 May, 2015 | Tengo por fortuna contar, entre los logros alcanzados en mi ejercicio profesional, la invalorable experiencia de haber pertenecido, en los inicios de mi vida como ingeniero, al equipo técnico que tuvo a su cargo en Nueva Esparta la elaboración de proyectos para plantas de tratamientos de aguas residuales y su disposición final, es decir, el diseño de los mecanismos y procedimientos en la captación de las aguas servidas y su plan de descarga, una vez tratadas debidamente con los métodos más avanzados y eficaces para entonces, que la revertía en utilizable para el consumo industrial, agrícola y hasta humano.

Nueva Esparta era el estado piloto y el de mayor inversión en este tipo de obra, debido a su carácter insular y a la deficiencia sanitaria y de caudal que registraba. Desde el principio se descartó la descarga directa a las playas, ya que es este el escenario de una de las principales actividades de la región, como es el turismo, al tiempo que se planteó el reto de que, si se hacía una inversión tan cuantiosa para tratar estas aguas, lo más justo era sacarle provecho haciéndola reutilizable.

Es por ello que en todas las plantas de tratamiento del estado, como la de Dos Cerritos, Aricagua y Los Bagres, se dispuso de un ducto de drenaje que no descarga al mar, sino en un punto geográfico alto, adonde es llevada por bombeo, para ser tratadas, bien con los sistemas anaeróbicos, mas la aplicación de agentes patógenos como el cloro o, como en la moderna planta de Los Bagres, municipio Díaz, con un sistema de rayos UV, que actúan para que el agua tratada salga en las condiciones que demanda la norma del Sub Tipo 1B, que pueden ser acondicionadas por medio de tratamientos convencionales de coagulación, floculación, sedimentación, filtración y cloración para ser destinado al uso doméstico, industrial y hasta humano, siempre que ésta forme parte de un producto o subproducto ideal para el consumo de las personas, de manera directa o indirecta.

Lamentablemente, nos enteramos que vecinos a la planta de tratamiento de Aricagua, en Antolín del Campo y de playa Parguito, habían denunciado el desbordamiento de las aguas negras por la falla del sistema de bombeo y que por esta anomalía perdieron sus cosechas, además de estar expuestos a la constante descarga de aguas sin tratar, especialmente en Parguito, donde, además, puede afectar el lugar donde las tortugas vienen a desovar en esta época del año, las cuales se encuentran en peligro de extinción.

Es bueno destacar también aquí, que la planta de tratamiento de Aricagua está diseñada para servir a un sistema de riego agrícola, que construyó el Inder, en el asentamiento campesino El Coco, de 100 hectáreas, de cuyo proyecto fui colaborador y que, en el 2008, convertí en mi tesis de maestría ambiental, en la que se muestra la calidad de agua de esta planta y mis recomendaciones al respecto para su óptimo funcionamiento, trabajo este que está a disposición de cualquier órgano o persona, en la Biblioteca de la Universidad de Margarita, Unimar.