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Nicolás en Panamá En el Foro Nicolás desperdició una importante oportunidad al mantener un discurso trasnochado e incoherente, consignas anticuadas del siglo pasado. Luis Eduardo Rodríguez
23 Abr, 2015 | Estaba cantado. La presencia de Nicolás en la Cumbre de las Américas fue un completo desastre. Un fiasco de marca mayor. Esta afirmación no es gratuita, obedece a un balance de su actuación durante las apenas 48 horas que estuvo en el Istmo Centroamericano. Veamos. En primer lugar su visita al barrio El Chorrillo (varias veces lo llamo Zorrillo, para pena de todos) y mal asesorado por los ignaros que hoy plenan la Cancillería no cayó en cuenta que al despotricar de la intervención de EUA estaba cometiendo dos errores más graves aun que la misma invasión. Por un lado se hacía cómplice de Omar Torrijos, un militar gorila y golpista que llego al poder derrocando al Presidente Arnulfo Arias elegido democráticamente y, además, haciendo causa común con un dictador desquiciado como era Manuel Noriega, luego condenado por asesinato, violación de los DD.HH y narcotraficante. Además de ser una clara intervención injerencista en la política interna del país anfitrión. En el Foro Nicolás desperdició una importante oportunidad al mantener un discurso trasnochado e incoherente, consignas anticuadas del siglo pasado, desconectado de la realidad global, insolente y descalificador con un lenguaje vulgar y ofensivo, saltando atropelladamente del Congreso Anfictiónico de Panamá a Irak y Libia y ofreciendo cifras de pobreza y construcción de viviendas infladas y falsas. En fin, contaminando el escenario con una confrontación que no obedecía al espíritu colectivo de la reunión. A excepción de los inefables Correa y Evo fue exiguo el apoyo que obtuvo. Dilma abogo por la libertad de los presos políticos, Tabaré mostró preocupación por la violación de los Derechos Humanos, los países del Caricom en casi silencio absoluto. La Kirchner con apoyo tibio. México, Canadá, Perú, Chile, Paraguay y los Centroamericanos no se dieron por enterados, 26 ex presidentes Iberoamericanos – hoy ya suman 31 - de todas las ideologías denunciaron la conducta antidemocrática del régimen, Bill Clinton recibió a Tintori y Obama a Rocío San Miguel y hasta la misma Cuba se mostro prudente y lacónica con Venezuela y afable y expresiva con Obama. Al final terminó su penosa actuación con una súplica de novia abandonada: "trece veces he hecho un llamado a Obama y no me hace caso" pero, eso sí, le faltó guáramo para confrontar a Guyana por su invasión en el Esequibo. Pura palabrería hueca, estéril y repetitiva. El ridículo y la violencia también estuvieron presentes con los aplaudidores de oficio acarreados y pagados para sabotear – sin conseguirlo – las mesas de la Sociedad Civil y amedrentar a la enorme cantidad de personas que protestaban su presencia, confundir al guitarrista Érick Clapton como estadounidense cuando es inglés, condicionar el dialogo a cuatro exigencias risibles y descontextualizadas, el "encuentro" con Barack que no paso de un tropezón en un pasillo, ofrecer comida (?) a Panamá y, claro, el ridículo del doble chimbo que lo acompañaba. Dos veces fue caceroleado de forma masiva y sonora.
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