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24 de abril de 2024





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¿Quién quiere ser diputado?: Perspectivas y desafíos
La doctrina del Pueblo Legislador es sostén axiológico para continuar haciendo las leyes de cara a los problemas más sentidos del pueblo y de la sociedad en general.
William Fariñas

18 Abr, 2015 | La Asamblea Nacional se ha convertido en un autentico crisol de las ideas, conductas, criterios y acciones del quehacer político profundo, consciente y necesario del país. Existen suficientes eventos y realidades que evidencian los momentos cumbres de esta confrontación ideológica y sistémica. Especialmente durante toda esta época de injerencia imperialista, con la presencia y desencuentro de las dos grandes corrientes del pensamiento de la sociedad venezolana de hoy. Más allá de los debates, un auténtico desafío será continuar el proceso de consolidación que demanda el Estado bolivariano con su absoluta pertinencia societal e institucional.
Es ineludible que nuestro pueblo exija más participación para legislar. Se está desmitificando que el recinto parlamentario sea para elites encumbradas. Nuestro pueblo es el auténtico soberano, es quien debe ejercer todo su dominio para participar en cuerpo y alma en todo lo atinente a los sagrados asuntos que se efectúan en este Poder Público nacional. La doctrina del Pueblo Legislador es sostén axiológico para continuar haciendo las leyes de cara a los problemas más sentidos del pueblo y de la sociedad en general. Para asumir el concepto y doctrina de Pueblo Legislador se requiere no solamente de voluntad, sino también dedicación, creatividad, valentía, organización, disciplina y conciencia para el momento sublime de realizar las consultas populares como metódica para hacer las nuevas leyes de la república.
La Asamblea Nacional tiene actualmente el desafío integracionista del sistema legislativo nacional; que pasa por revisar los roles de las comisiones permanentes en conjugación interinstitucional con los demás poderes públicos, los concejos legislativos estadales y las distintas cámaras municipales en todo lo ancho y largo del país. Es bien sabido que cada región y localidad tiene sus propias particularidades y distinciones, no obstante ninguna normativa, ordenanza o propuesta puede obviar la integración legislativa de contar con un cuerpo de leyes, reglamentos y disposiciones coherentes e integradas al fin supremo de la Constitución de la República Bolivariana y al Plan de la Patria como ley fundamental de la nación. El poder popular en su sabiduría infinita observa, juzga y sabe de la trascendencia del momento político. En segundo lugar, la presencia viva de distintas comunidades, gremios y organizaciones en las instalaciones del Palacio Federal es una muestra de que nuestro pueblo no quiere ser un mero convidado de piedra. En ese hierático lugar, es un hecho que nuestra gente quiere participar y acompañar todos los asuntos parlamentarios. Venceremos.




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