17 Abr, 2015 | Nos comentaba Doña Elodia lo alborotado que está el panorama político partidista venezolano con la escogencia de los candidatos que aspiran disfrutar una curul en el nuevo período legislativo. Cuando decimos disfrutar, lo hacemos asumiendo el estricto sentido de la palabra… ¡a nadie le amarga un dulce!: Inmunidad, negocios libres, viajes, exquisiteces culinarias, ropas finas y de marcas, buenos vinos, escocés mayor de edad, casinos, yates, y por si fuera poco, una abultada “dieta”, con la cual se le podría dignificar los sueldos a profesionales de tanta o más importancia, como los de la docencia, la salud, las investigaciones, entre otras profesiones. Profesionales, que se han formado científicamente en nuestros centros de estudios universitarios, pero que devengan míseros pagos, abismalmente inferiores a las “dietas” de los levanta mano: hombres y mujeres en un número significativo, analfabetas en todas sus acepciones y en varios idiomas.

Tal vez, todo esto fuese insignificante, si los llamados legisladores se dedicaran a cumplir exclusivamente y con propiedad con su deber como tales: Hacer las leyes y procurar que éstas se cumplan, además, controlar los recursos de la nación, para que ellos sean empleados de una manera transparente y equitativa para el logro de la satisfacción de las necesidades del colectivo de la patria. De ser así, bienvenidos los legisladores y bien justificado el gran alboroto que se ha formado para su escogencia y posterior elección. Pero, lamentablemente, no es así y todo ese tsunami electorero obedece a intereses político partidistas muy bien definidos que niegan la concepción estructural e ideológica, que en fin, es el deber ser y el desiderátum de un escaso número de legisladores, y por el contrario se circunscriben a las conveniencias individuales y grupales que sumados hacen una mayoría ampliamente reconocida entre los bandos en disputa, que solo los mueve ese disfrute, al cual nos referimos. De allí el desprestigio y la fama que a pulso se han ganado algunos legisladores venezolanos.

En la actual coyuntura electoral legislativa venezolana, están enfrentados dos sectores diametralmente opuestos e irreconciliables. Ambos, inmersos en la práctica maquiavélica, el fin justifica los medios. A ninguno le importa lo que deban hacer, con tal de alcanzar la victoria. El sector gobierno, aspirando triunfar para proseguir en la construcción de su proceso revolucionario, aunque se sigan cometiendo los errores históricos, que tanto lesionan dicho proceso. El oposicionismo anhelando una mayoría parlamentaria que le permita asaltar La Asamblea Nacional para detener y aniquilar el bolivarianismo, aunque en ese deseo se traicione y venda la patria. Estas son las intenciones de los bandos y esa es la realidad de nuestro país, que lamentablemente, no se le ve correcciones en el futuro mediato. Por ahora está bueno, hasta el próximo zaperoco… Aclaratoria, hay dos tipos de madera, una, utilizada para confeccionar objetos de arte y otra que, solo sirve para guacal o para leña. ¡Ubíquese! Por ahora está bueno, hasta el próximo Zaperoco.