Porlamar
24 de abril de 2024





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Nombres de embarcaciones se atan al afecto y la espiritualidad
Desde la antigüedad tanto la "botadura", como el bautizo de un barco son motivo de júbilo. El biólogo marino Paúl Bermúdez inicia investigación sobre cómo identifican los barcos "ñeros".
Yanet Escalona

Foto: GENESIS TORANI

Embarcación Klever. / Foto: GENESIS TORANI

11 Abr, 2015 | Miles de embarcaciones de diferentes tamaños son identificadas con nombre de personas, motivos religiosos, sobre todo asociados con la Virgen del Valle, y en general, en su denominación guardan gran simbología donde se atan los cabos de afectos y la espiritualidad. Además de que hablan de lucha y esfuerzo.

Para Juana Gómez, nativa del sector Punda de Porlamar, quien se dedica a "esgullar" y comercializar la tripa e’ perla, entre otros moluscos, su testimonio ejemplifica ante todo una historia que nace a orilla de playa, como ocurre en otras tantas comunidades pesqueras de Margarita, Coche y Cubagua.

Relata que hace 11 años estando embarazada, a la espera de su cuarto y último hijo, su esposo, Ramón Fernández, le dijo que en homenaje al bebé próximo a nacer, bautizaría su bote como "El gran Kleiver". Un error de tipeo a la hora de matricular la embarcación le restó una "i" a la denominación legal y quedó "El Gran Klever" aun cuando el niño sí se llama como lo concibió.

El niño Kleiver ha crecido y ya lanza la rastra, casi a manera de juego, cuando acompaña en la faena a los marinos y muestra orgullo por el barco que considera suyo. Juana Gómez, de 39 años, relata sonriente el día de la "botadura".

-Cuando se lanzó el peñero fue toda una alegría para la familia, y dimos un paseo por mtoda la costa, comimos sopa y brindamos, dijo.

Foto: GENESIS TORANI

Juana y su hijo en / Foto: GENESIS TORANI

Con relación a los nombres de los barcos refiere que su papá, Jesús Gómez, de 69 años y quien vive en Los Cocos, también tiene un peñero que bautizó "Amigo José", en honor a un hermano suyo que murió, y que además era para él gran amigo.

Estudio en puerta

A propósito de la temática de las embarcaciones, el biólogo marino Paúl Bermúdez se anima y anuncia un proyecto de investigación, "como un aporte al conocimiento adicional a la pesca de Margarita, Coche y Cubagua, desde el punto de vista cultural". Comenta que no encontró fuente específica sobre el origen de los nombres de las embarcaciones de los pescadores margariteños, y por eso muestra interés en investigar al respecto.

Foto: GÉNESIS TORANI

Nuevas y viejas generaciones en querencia. / Foto: GÉNESIS TORANI

La meta es derivar en especie de glosario de nombres de barcos, para enriquecer los estudios que hayan podido ser elaborados sobre la materia, lo cual es de gran interés para nuevas y viejas generaciones.

Varía la denominación

El cronista, biólogo marino y profesor universitario Pablo Ramírez, señala que cada dueño de barco lo identifica como quiere. Recordó que su papá, José Salomé Ramírez, quien fue pescador de Guaraguao (Porlamar), bautizó su peñero "No creía, y es porque cuando pudo mandar a construir un bote, en la Margarita de entonces, de precaria economía, ni él mismo creía que podía llegar a poseer un barco".

-Lo importante es que fue todo un patrimonio familiar.

Algunos bautizan sus navíos con nombres de familiares o van asociados a las creencias, pero también surgen algunos como "Sacrificio", "El Tamao, Piave", Gregorio o "Mar picao", entre otros miles.

Referencias culturales

En "Folklore Naval Margariteño", Heberaldo Rodulfo Mata (1994), refiere que frente "a la mar" el navío siempre es el protagonista. "El marino margariteño entiende el significado de esta afirmación, y la respeta. Su querencia está en el seno de su familia y en este ámbito incluye a su barco. En algunos casos lo bautiza con el nombre de su hijo".

Rodulfo Mata menciona, por ejemplo, a la "Lérida" y la "Alicia López", embarcaciones de Tomás Mata y Beltrán López, respectivamente, ambos marinos de Pedrogonzález.

Comenta: "En la mañana, cuando la embarcación estaba fondeada en puerto, el capitán llamaba al marino que estaba de guardia, no por su nombre, sino por el de la embarcación". "Léerida..." se escuchaba como un eco frente a la playa.




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